Salir de la zona euro habilitaría a los dirigentes españoles a restablecer una peseta débil y aplicar políticas monetarias más ajustadas a las necesidades españolas que las que emanan del Banco Central Europeo (BCE) y tienen en cuenta la situación de precios en otros países. "A medida que España atravesaba una dura crisis inmobiliaria el pasado verano, al Gobierno español le hubiera encantado bajar los tipos de interés, sin tener en cuenta que Alemania o Finlandia necesitaban tipos de interés más altos durante más tiempo para combatir su inflación", explica la firma. Asimismo, considera que "sin duda", los políticos españoles hubieran encontrado conveniente dejar que se depreciara su moneda respecto a las divisas del resto de Estados miembros para incrementar la competitividad del país.
Una obvia desventaja para los Estados miembros de la eurozona es su incapacidad para dirigir una política monetaria específica que se adapte a sus necesidades económicas, recalca BNY Mellon, si bien considera que separarse de la UEM no tiene ventajas a largo plazo. En este sentido, estima que el caso de Reino Unido es especial dado su peso y tamaño internacional, y que no compensa estar fuera a pesar de las mejoras que podría suponer de forma más inmediata. "Probablemente" no compensa, considera.
Según su punto de vista, las economías menos competitivas y de menor tamaño y las que sufren desequilibrios importantes en la balanza de pagos se benefician de un instituto emisor global como el BCE porque sus bancos centrales suelen recurrir a subidas de tipos para evitar una excesiva volatilidad de las divisas, lo que empeora las dificultades económicas existentes.

