Nuestro sistema laboral se caracteriza principalmente por una flexibilidad media, con una sensibilidad al ciclo económico superior a la media de la Unión Europea. Con esta crisis como la que vivimos en España, el paro crecerá de manera más agresiva que en el resto de países de Europa, por lo que consideramos prioritaria la formación para adoptar medidas que fomenten el crecimiento en nuestro país.

Centrándonos exclusivamente en argumentos económicos, ya que somos asesores financieros y no políticos, al igual que hemos hecho en el pasado, vamos a analizar la ley de Okun con el objetivo de tratar de esclarecer el problema estructural que padecemos aportando soluciones y análisis que ayuden a esclarecer el objetivo a cumplir para disminuir la tasa de paro y evitar tanto comentario con la economía sumergida.

Cuando hablamos de tasa de desempleo y crecimiento económico nos viene a la mente la Ley de Okun. Arthur Melvin Okun fue un economista de mediados del siglo pasado que formuló la relación entre el crecimiento de la economía y la tasa de desempleo. Okun observó que cuando la economía de su país (Estados Unidos) crecía un 3%, el paro bajaba un 1%. Aunque más que de una ley podríamos hablar de una regularidad empírica, no se puede negar que la relación existente entre crecimiento económico y tasa de paro es fuerte.

La Ley de Okun se cumple de manera más que aceptable en las economías desarrolladas. Para poder aplicar dicha ley con cierto criterio se debe dar la condición de pleno empleo, así que no podemos tomar los resultados al pie de la letra, pero sí podemos considerar que para que crezca el empleo, la economía también tiene que crecer. Estrictamente la ley propone que para que el paro disminuya, la producción debe aumentar lo suficiente como para contrarrestar el aumento de la productividad y de la población activa.

El objetivo de esta ley es hallar un coeficiente que marque cuánto tiene que crecer la economía para disminuir el paro. España debería crecer un 2,8% para que se de tal circunstancia pero teniendo en cuenta la elasticidad que en términos coloquiales viene a ser la sensibilidad del mercado laboral al ciclo económico.

La sensibilidad del desempleo al ciclo en España es alta, más que en el conjunto de la Unión Europea. ¿A qué se debe? Pues bien, empecemos por compararnos con los extremos, por un lado tenemos a Japón, con una sensibilidad muy baja, las variaciones en expansión y recesión no son abrumadoras debido a la estructura legal del mercado de trabajo, con menos flexibilidad y más seguridad para el empleado. En el lado opuesto tenemos a Estados Unidos, por todos es conocida la facilidad con la que despiden en el país norteamericano, sumando que las prestaciones por desempleo son inferiores a las españolas, el resultado es que la sensibilidad de su mercado laboral es alta, en momentos de recesión aumenta considerablemente el desempleo, aunque en tramos expansivos la disminución del desempleo ocurre con igual intensidad.


En España estamos en medio del camino entre estos extremos, aun así seguimos siendo más sensibles que la media de Europa. Las prestaciones por desempleo en España son altas, lo que hace que el desempleado que cobra el paro no tenga incentivos a trabajar por un sueldo inferior a su subsidio, además de que la duración en el tiempo es superior que en EEUU. Nuestro modelo productivo necesita de más crecimiento para crear empleo, esto se debe a que se basa en sectores de bajo valor añadido y baja productividad. Hemos tenido altos beneficios con esta estructura, pero en momentos de crisis se destruye con gran facilidad por su componente de baja cualificación. Actualmente se puede ver como el empresario en momentos de crisis ajusta la plantilla en una proporción mayor que la reducción que sufre la demanda, de ahí que en crisis los que aún tienen trabajo tengan la sensación de que hay demanda para más trabajadores.

La Ley de Okun puede no ser totalmente exacta en un país como el nuestro, por diversos factores. Es necesario el pleno empleo, España sufre un paro estructural importante. En nuestro país el empleo público ha tenido variaciones independientemente del ciclo, en momentos de crisis se contrataba y en auge económico también. Tanto la tasa de paro como el PIB sufren modificaciones en sus criterios de cálculo, lo que hace algo más difícil la validez de los resultados en períodos de tiempo algo largos.

El tema es complicado de resolver, pero desde la humildad y analizando leyes como la de Okun ,llegamos a las siguientes conclusiones:

1.- No se están tomando las medidas adecuadas en términos de empleo ya que no podemos mantener 40 tipos de contratos, hay que reducirlos a cuatro o cinco.

2.- En necesario un ajuste de los factores productivos porque elimina ineficiencias y nos hace más competitivos.

3.- Hay que fomentar el aumento en investigación y desarrollo y para ello es necesario incrementar las deducciones fiscales a las empresas que acometen este tipo de inversiones.

4.- Hay que cambiar la estructura del INEM: de cada 100 desempleados el INEM sólo coloca a uno.

5.- Reglar al sector financiero para que vuelvan a conceder crédito cambiando nuestra estructura sectorial con mayor especialización.

6.- Creemos que un mayor control del sistema público sería un buen paso, con ajustes en términos de despidos, duración del subsidio al desempleo y apoyo directo por parte del gobierno tanto a emprendedores como a las pequeñas y medianas empresas.

7.- Hay que luchar contra la economía sumergida, pero ya saben la relación, a mayor IRPF mayor economía sumergida, por lo cual hay que bajar el Impuesto de la Renta de las Personas Físicas.

8.- Nos parece bien todas las medidas adoptadas para fomentar el empleo, pero sin dinero no hay empresa que se pueda montar. Por tal circunstancia, hay que diseñar un plan directo con el ICO de por medio, eliminando intermediarios siendo el Estado el que de un paso al frente.

Podríamos hablar largo y tendido de todo lo expuesto y nos vamos a ceñir sólo a teorías económicas que deben conocer las personas responsables de las instituciones económicas del país. Hay que ser lo suficientemente valiente para acometer reformas, incluso aunque eso suponga tener que llevar la contraria a Alemania.