Desde que comenzó la recesión en EEUU en diciembre de 2007 el país ha perdido unos 3,6 millones puestos de trabajo, y la mitad de ellos desapareció en los tres meses que siguieron al colapso, en septiembre, de la firma financiera Lehman Brothers.

Las pérdidas de empleos, que afectan desde fabricantes a minoristas, han erosionado la confianza de los consumidores y han recortado sus gastos que, en EEUU, equivalen a más de dos tercios de la actividad económica. 

"El informe es horrible. Las firmas están sufriendo el peso del exceso de inventarios y donde uno mire en el informe se ven caídas en casi todas las industrias", dijo Cary Leahey, economista de Decision Economics en Nueva York.  El cierre de empleos en enero fue el mayor desde diciembre de 1974, cuando se perdieron 602.000 puestos de trabajo. Al mismo tiempo, la tasa de desocupación alcanzó un máximo en más de 16 años. "La fuerte caída de enero en el empleo lleva las pérdidas de empleos a 3,6 millones desde que comenzó la recesión en diciembre del 2007", dijo la comisaria de estadísticas laborales, Keith Hall, en un comunicado, señalando que cerca de la mitad de los cierres de empleos se produjeron en los últimos tres meses.

El sector manufacturero perdió empleos a su tasa más rápida en más de 26 años al despedir a 207.000 trabajadores tras recortar 162.000 empleos en diciembre. La última vez en que se recortaron más empleos fabriles en un solo mes había sido en octubre de 1982. Un índice que mide las horas totales pagadas a los trabajadores fabriles cayó a su nivel más bajo desde 1940, dijeron funcionarios del Departamento de Trabajo. La industria de la construcción cerró 111.000 empleos en enero tras perder 86.000 en diciembre. Hall dijo que el ritmo de recortes se estaba acelerando. El sector minorista redujo sus plantillas en 45.000 posiciones tras cerrar 82.700 en diciembre.

Tras el informe, los precios de los bonos del Tesoro a largo plazo cayeron y el dólar extendió las pérdidas contra el euro. Los futuros de acciones estadounidenses, por su parte, saltaron, ya que el deterioro del mercado laboral elevó las expectativas de que el Gobierno intervendrá para estimular a la economía.