La masa monetaria mide el dinero disponible en el sistema y es uno de los principales indicadores de inflación a corto plazo utilizados por el BCE al adoptar decisiones sobre política monetaria.

La institución suele prestar más atención a su progresión trimestral, que entre marzo y mayo retrocedió siete décimas, hasta el 4,5%, en relación al dato registrado entre febrero y abril (5,2%).