Durante los años de los tipos de interés al 0% las gestoras de fondos trataron de innovar sus productos financieros con el objetivo de atraer a los perfiles más conservadores que se habían quedado huérfanos de activos en los que ahorrar por la defenestración de la renta fija. Los bonos soberanos de máxima calidad, como la deuda alemana, ofrecían rendimientos negativos, mientras que la periferia europea apenas generaba intereses para los inversores gracias a la compra masiva de letras y obligaciones por parte del Banco Central Europeo (BCE).
Eran tiempos en los que se forzaba perfiles de clientes hacia la renta variable con fondos mixtos, renta fija con mayor riesgo como suponen los bonos de alto rendimiento -’high yield’- y también empezaron a comercializarse fondos alternativos, como los fondos ilíquidos especializados en infraestructuras, los activos inmobiliarios o las acciones o bonos de compañías no cotizadas -’private equity’-, con el fin de lograr rentabilidad con un riesgo controlado. Estos fondos suelen tener el reclamo de una inversión algo mayor que la renta fija al 0% que durante tantos años ha perdurado, con descorrelación de los mercados y diversificación… Aunque la contraprestación es la iliquidez que han de soportar los inversores durante largos períodos que van desde los cinco años hasta los diez años desde que empieza la primera aportación.
Este tipo de inversión ha ido ganando terreno en los últimos años entre los inversores institucionales y los clientes de banca privada con patrimonios superiores a los 100.000 euros, que es la restricción que ha regido en España hasta el último cambio normativo de la Ley del Mercado de Valores de octubre. La modificación de la ley redujo el mínimo para invertir en un fondo de capital riesgo desde los 100.000 euros anteriores a tan sólo 10.000 euros. La nueva regulación recoge, eso sí, que la distribución se ha de hacer siempre por medio de asesoramiento profesional retribuido y que la inversión en capital riesgo debe suponer como mucho el 10% de la cartera de activos financieros, si esta no supera los 500.000 euros.
El capital riesgo marcó récord de inversión en España en 2022 con 8.735 millones de euros, que supone un aumento del 15%, a través de 935 operaciones, según la patronal especializada SpainCap. Pese a esto, el sector levantó menos capital y también se realizaron menores inversiones, ya que los fondos captaron un 36% menos hasta los 2.011 millones y se desinvirtieron 1.712 millones (-36%) en 307 operaciones (-15%).
En el caso concreto del patrimonio invertido en fondos de inversión libre (FIL) -como denomina la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) a los ‘hedge funds’- alcanza los 3.007,5 millones de euros a través de 138 vehículos de inversión, según los datos de Inverco.
“Tras la alta demanda que se vio en el primer semestre de 2022 los flujos se redujeron en el tercer trimestre del año por la incertidumbre en los mercados. Al mismo tiempo que esto sucedía el lanzamiento de fondos de capital riesgo alcanzó cifras récord. Este 2023 esperamos que los flujos de patrimonio vuelvan a niveles de 2021 y se centren en sectores resilientes como tecnológicas o salud. La normalización monetaria hace que la financiación bancaria se encarezca y que la oportunidad en bonos privados vaya a continuar, en cambio se van a reducir las operaciones de fusiones y adquisiciones”, analiza Julien Conte, director general de relaciones con inversores de activos privados de Oddo BHF AM.
“El capital riesgo tiende a beneficiarse de la volatilidad y de la caída de las bolsas. Los fondos ilíquidos privados suelen tener buenos rendimientos tras las recesiones. A cierre de 2022 los fondos privados alcanzaron un patrimonio bajo gestión de 8,7 billones y la expectativa es que bajen 94.000 millones este año. Aún con todo, hay oportunidad en todo lo relacionado con la transición energética y los criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ASG)”, comenta Conte.
Bankinter, Santander, Mutuactivos…
En el mercado español, los más activos en este campo están siendo la gestora Bankinter Investment y el neobanco MyInvestor, participado por Andbank España, El Corte Inglés Seguros y AXA España, que están a la espera de que la CNMV les dé el visto bueno a la comercialización de sus fondos de capital riesgo con una aportación mínima de 10.000 euros. El resto del sector aún no ha dado el paso y sólo ofrecen estos productos para capitales superiores a los 100.000 euros.
En noviembre, Bankinter anunció la creación de su gestora Bankinter Investment SGEIC y el lanzamiento de un fondo de fondos con el objetivo de acercar el capital riesgo a los ahorradores particulares. “Este paso permitirá a los inversores minoristas invertir directamente y a partir de 10.000 euros en activos reales como instalaciones de energías renovables, residencias de estudiantes, hoteles, superficies logísticas, infraestructuras, empresas tecnológicas de Silicon Valley, capital riesgo, medio ambiente y otros nuevos sectores que se irán incorporando”, subrayó la entidad naranja.
En el caso del neobanco quiere dar la opción de que los inversores minoristas accedan a los activos no cotizados de una firma especializada. MyInvestor ya ofrece la inversión en crowdfunding de proyectos inmobiliarios a través de Urbanitae a partir de 500 euros.
Santander AM, por su parte, está en pleno proceso de separación de su negocio de capital riesgo con el objetivo de darle más visibilidad y llegar a terceros como planes de pensiones, aseguradoras o bancas privadas. En 2022 ha ampliado su gama de fondos alternativos con vehículos centrados en la transición energética y también cuenta con uno especializado en infraestructuras e inmobiliario de KKR y Blackstone.
Mutuactivos también anunció en noviembre la creación de un fondo de capital riesgo llamado Mutuafondo Global Ventures I FCR destinado a la inversión en el sector tecnológico y en compañías biotecnológicas con alto potencial de crecimiento. Luis Ussía, consejero delegado de la gestora de Mutua Madrileña, indicó tras el lanzamiento que "el venture capital no deja de ser una clase de activo distinta, con más riesgo y más iliquidez. Pensamos que es una inversión idónea pero para inversores de un cierto nivel. No nos planteamos comercializar este producto a partir de 10.000 o 15.000 euros".