El detonante de este situación proviene de los movimientos revolucionarios que se han producido en el norte de África, especialmente en Libia, uno de los grandes productores de petróleo, que ha provocado una escalada especulativa en el precio del petróleo, afectando al conjunto del IPC, por lo que el BCE, cuyo principal y casi único objetivo reside en mantener la inflación a medio plazo por debajo del 2 por ciento ha decidido tomar medidas a corto plazo.

La consecuencias para la mayoría de los países de la eurozona no serán muy significativos excepto para países muy endeudados como Grecia, Irlanda, España o Portugal.

El principal problema es que
estas subidas podrían ir acompañadas de otras subidas a lo largo del año. Hay que tener en cuenta que los tipos de interés se encuentran en mínimos históricos, pero esta implantación complicaría aun más la situación de España, ralentizando su recuperación económica y frenando su crecimiento debido a su gran endeudamiento ligado a los tipos de interés.

La divisa comunitaria se ha apreciado un 9% desde los mínimos de este año impulsado por las perspectivas de un aumento de los tipos de interés por parte del Banco Central Europeo.

La posible subida de tipos ya ha tenido su efecto sobre el euribor, que ha sufrido un crecimiento histórico en los últimos días, consecuentemente al ser la referencia con la que se miden la mayoría de las hipotecas españolas, las letras hipotecarias se han incrementado considerablemente disminuyendo la capacidad de gasto de las familias, y pudiendo tener su efecto sobre el mercado de vivienda.

La capacidad de consumo de las familias ya recortada por las subidas del precio del petróleo, letras hipotecarias, inflación y los impuestos se resentiría debido a una mayor dificultad de acceso y amortización de los préstamos. Esta menor capacidad de consumo repercutiría en los resultados de las empresas que verían reducida su demanda y que tendrían que reducir su oferta de bienes y servicios.

Debido al lento crecimiento económico (PIB inferior al 1%) y a la creciente inflación España corre el peligro de caer en la estanflación, unido al paro (superior al 20%), principal problema de la economía española, supondría una situación nefasta para el país.

Aunque el presidente del Banco Central Europeo no ha garantizado la subida de tipos, lo más probable es que se termine aplicando lo que dejará a España en una posición mas desventajosa si cabe respecto a los países de la Unión Europea ya que es el país que mas se va a ver afectado por esta medida debido a que sigue inmerso en su proceso de recuperación económica. En definitiva en el caso de España va ser “peor el remedio que la enfermedad” ya que si es cierto que para otros países de la eurozona como Francia y Alemania supone una medida positiva.

Esperemos que la situación en el norte de África se estabilice y por tanto el precio del petróleo, principal factor del aumento inflacionista vuelva a niveles normales, con lo que Jean Claude Trichet no se sienta obligado a subir los tipos de interés tan prematuramente.

Ante esta posible situación, España perdería credibilidad frente a los inversores que exigirán mayores rendimientos para invertir en el país y podría tener serias dificultades para la refinanciación de su deuda recuperándose los rumores sobre un posible rescate por parte del Banco Central Europeo.