El programa de rescate financiero, conocido como TARP por sus siglas en inglés, estaba concentrado originalmente en la compra de activos hipotecarios tóxicos en manos de bancos.
Pero la semana pasada, el Tesoro informó que abandonaría esa meta y que, en su lugar, el TARP sería utilizado para inyectar capital en los bancos e impulsar el crédito a los consumidores. Desde entonces, los legisladores han criticado la implementación del programa por parte del Tesoro.
Sin embargo, Bernanke explicó el martes a los legisladores que "la existencia del TARP permitió al Tesoro reaccionar con rapidez al anunciar un plan para inyectar US$250.000 millones en capital a las instituciones financieras estadounidenses".

