La gestora de fondos y planes de pensiones de Banco Santander (Santander Asset Management) y el negocio de banca privada del grupo (Santander Privat Banking) tienen por delante un nuevo reto: alcanzar los 100.000 millones de euros de activos gestionados en fondos sostenibles en 2025. Se trata de un compromiso muy ambicioso, ya que representa mutiplicar casi por cuatro el volumen registrado al cierre del pasado año, que alcanzó los 27.000 millones.

Cada vez son más los inversores que tienen en cuenta los criterios sostenibles a la hora de decidir dónde colocar sus ahorros. Y los llamados fondos ASG (acrónimo de Ambiental, Social y Gobierno corporativo) se han convertido en el vehículo ideal para ofrecer productos adaptados a los desafíos actuales de la sociedad sin renunciar a la rentabilidad. Por qué no invertir en empresas que huyen de determinados negocios controvertidos (armas, tabaco, juego…); en las más comprometidas y respetuosas con el medioambiente (eficiencia energética, emisiones cero en carbono, energías renovables, …); en aquellas inspiradas en valores éticos; las best in class (las que lo hacen mejor) o en fondos solidarios que donan parte de sus comisiones a una buena causa.

Según el último estudio elaborado por Spainsif, la inversión con criterios ASG creció en España un 21% en 2020 y superó por primera vez a la tradicional, con una cuota de mercado del 54%. Además, la inversión minorista continuó ganando relevancia (21%) frente a la institucional.

Y no sólo los inversores buscan que su rentabilidad esté alineada a objetivos sostenibles de calidad, sino que también las propias compañías han tomado buena nota de este cambio de mentalidad. “¿Queremos ser parte de una economía más sostenible y verde? ¿Estamos convencidos de que es posible un futuro mejor, más justo y más próspero si actuamos en consecuencia? La sostenibilidad no es una opción; es la única forma de ayudar a la sociedad a prosperar sin dejar a nadie atrás”, señalaba hace unos meses en su cuenta de LInkedin Víctor Matarranz, responsable de Wealth Management & Insurance del Banco Santander.

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La gestora del grupo cántabro fue la primera entidad en España en lanzar un fondo sostenible, en 1995. “En Santander Asset Management llevamos más de 25 años comprometidos con la inversión sostenible y responsable. Fuimos la primera gestora de activos en España en integrar los factores ASG en nuestros análisis, plataforma de inversión y gama de productos, y desde entonces hemos avanzado en nuestro compromiso con la sostenibilidad hasta desarrollar nuestro propio sistema de calificaciones ASG que se aplica en toda nuestra actividad a nivel global. Estamos comprometidos con este cambio. Creemos que la sostenibilidad es fundamental para cubrir las necesidades del mundo del mañana y esto exige una nueva forma de inversión.”, señalan desde la entidad.

En la actualidad, gestiona 29 fondos de ISR, de los que 16 se comercializan en España. Entre ellos, cuenta con Santander Equality Acciones, que se constituyó en 2018 y fue el primer fondo que apuesta por la igualdad de género; y Santander Responsabilidad Solidario, un fondo ético de renta fija mixta euro que en los últimos siete años ha donado cerca de 20 millones de euros a diferentes ONG.

También, Banco Santander, es la primera gestora española que tiene un equipo especializado en ISR, integrado en el equipo de inversiones, y una metodología de análisis ASG propia. “En nuestro proceso de análisis, a los criterios financieros se incorporan criterios ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ASG) lo que permite a nuestros gestores tener una visión más completa de los activos en los que invertir e identificar aquellos elementos diferenciadores que reflejan ventajas competitivas y previenen riesgos potenciales; y, sobre todo, ayudan a tomar decisiones de inversión bien fundamentadas”.

Tras firmar los Principios de Inversión Responsable apoyados por Naciones Unidas en julio de 2020, el año pasado se sumó a nivel global a la iniciativa Net Zero Asset Managers, que busca eliminar todas las emisiones de gases de efecto invernadero en las carteras de inversión hasta 2050. También forma parte de las iniciativas Institutional Investors Group on Climate Change y Climate Action 100+, en línea con el compromiso del grupo para combatir el cambio climático.