"Pero seamos honestos", recalcó, pues, "aunque hay signos de que la recesión se está suavizando, la vuelta al crecimiento no está aquí todavía".

Recordó que, en sus últimas previsiones, la Comisión Europea pronosticó una caída de la actividad del 4% en 2009 tanto en la zona del euro como en la UE -en 2010, la bajada sería del 0,1%- y advirtió de que sobre esas cifras planean, además, riesgos a la baja, debido a la persistencia de problemas en el sector financiero y a la posibilidad de contagio a la economía real.


Para superar la incertidumbre y acelerar la recuperación, consideró fundamental restaurar la confianza en la banca, aumentando la transparencia y resolviendo el problema de los activos dañados.

Instó a los Estados miembros a "avanzar por ese camino", y a complementarlo con pruebas de resistencia a las entidades.

El comisario recalcó que "la crisis no se va a arreglar sólo vertiendo grandes cantidades de dinero público en un sector renqueante" e insistió en que la banca debe hacer frente a una reestructuración.

La otra prioridad de los países, a su juicio, debe ser suavizar el efecto de la recesión sobre el mercado laboral, combinando mecanismos temporales para evitar despidos con las políticas activas y la inversión en educación y formación.

"La crisis va a conducir, sin duda, a penurias sociales", reseñó Almunia, que subrayó que, para contrarrestar ese problema, hay que esforzarse por equipar a los trabajadores con herramientas que les permitan acceder a nuevas oportunidades.

En su intervención, el comisario también aprovechó para recordar la importancia de que los países vuelvan al rigor presupuestario en cuanto se reanude el crecimiento.

"Tenemos que ser capaces de suspender las ayudas una vez superada la crisis", aunque reconoció que el momento y ritmo del ajuste será diferente en cada país.