NVIDIA lleva un año que desata su nombre en todo lo que le rodea. Si en los últimos ejercicios bursátiles su revalorización alcanza ya un 382% y en éste supera el 58,5% la gran pregunta del mercado es si la empresa y su entorno tienen los mimbres necesarios para mantener y aumentar ese recorrido alcista.
De momento, lo cierto es que si, aunque en pequeñas dosis. El valor sigue ganando posiciones con el paso de los días, aunque también es cierto que ha reducido sus potencialidades anteriores, incluso, en algunos casos como después veremos, del 10%. Se muestra además en negativo, en el conjunto del último mes, aunque beneficiada del interés de los inversores en la última semana.
Lo cierto es que la escasez del mercado de semiconductores a nivel mundial ha beneficiado a Nvidia, en especial por lo versátiles que son sus chips que pueden servir para el sector de la automoción, el pujante de los videojuegos o la minería de bitcoin, entre otros. La subida de precios es lo que, a la postre ha impulsado sus acciones.
Pero estamos hablando de un mercado cíclico, el de los chips, y lo cierto es que la actual escasez de existencias, mientras la recuperación global avanza a pasos agigantados ya ha hecho que la industria se ponga manos a la obra. Desde la construcción de plantas de fabricación de semiconductores hasta hacerlo de modo propio para las grandes compañías. Es el caso de Tesla que ya se plantea, a medio plazo, con producción de la firma de coches electrificados, que sea solo un problema temporal.
La competencia llegará y podemos encontrarnos con un panorama donde incluso, la proliferación de semiconductores abarate los precios. El quid de la cuestión está en el horizonte temporal que se plantea. Un medio plazo, a un año vista, podría seguir beneficiando a Nvidia en el mercado, como creen algunos. Lo último son las previsiones de AMD que acaba de indicar que la escasez de chips acabará dentro de un año: en la segunda mitad de 2022.
En especial en el mercado de los gammers para un mercado que planea un crecimiento de jugadores del 20% en ordenador hasta 2024. Y hablamos de las expectativas en la gama alta, con microprocesadores de alta potencia. De hecho, los cálculos de Nvidia colocan en 2025 sus ventas de GPU en los 54.000 millones, frente a casi la mitad en 2020. Solo en el primer trimestre de este año la compañía de chips mantuvo el 80% de este mercado. Aunque los niveles de competencia y de precios podrían variar estos números.
En su gráfica de cotización vemos que las caídas se han cebado con el valor en los últimos días, con pérdidas del 2,57% en la última semana y del 8,5% en el mes. En el trimestre gana un 3,6% y en el semestre un 61,2%. En lo que va de año Nvidia avanza en el Nasdaq un 58,55%.
De momento no parece que vaya a perder parte de este recorrido, incluso en sus centros de datos, ya que sus chips alimentan a 342 de los 500 megaordenadores globales, el 68,4% del total, con 8 de los 10 principales del mundo.
Sobre recomendaciones, Truist Secutities y su analista William Stein sigue apostando por comprar el valor con un aumento de su precio objetivo hasta los 257 dólares por acción desde los 230 anteriores. Para Bank of America, su PO es mucho más elevado: 275 dólares por título desde los 260 anteriores. Su analista Vivek Arya apuesta por comprar el valor porque todavía los fabricantes de chips se benefician de su poder en la fijación de precios. Desde TipRanks de los 25 analistas que siguen el valor, 23 apuestan por comprar, uno por mantener y uno por vender con precio objetivo de 238,81 euros por acción, con potencial del 15,37%.
Los indicadores técnicos de Estrategias de Inversión apenas aportan al valor 3,5 puntos de los 10 posibles para el valor. Con tendencia a largo plazo bajista, pero alcista a medio plazo. El momento total, tanto lento como rápido es negativo para el valor. El volumen de negocio es creciente para Nvidia a largo plazo, pero decreciente a medio plazo, mientras que también se muestra mixta la volatilidad sobre el valor. Es creciente a largo plazo y decreciente a medio plazo.