El sector farmacéutico y de biotecnología ha ganado una enorme visibilidad en los últimos años gracias a la carrera a contrarreloj para desarrollar las vacunas contra el Covid-19. Unido a otros elementos como el envejecimiento de la población y una mayor sensibilidad social a los temas de la salud, todo parece indicar que seguirá siendo un sector en auge de cara al futuro.
“Las vacunas han sido un medio transcendental para salir de la pandemia”, recuerda Tazio Storni, gestor de Pictet Health y Pictet Biotech. Ahora bien, “aunque los fabricantes de nuevas vacunas hayan sido los ganadores, lo que realmente va a quedar es la creación de plataformas tecnológicas de validación, incluso de colaboración entre competidores, que ha aumentado de manera sustancial”.
Storni estima “oportunidades atractivas relacionadas con una ola de innovación en varias áreas terapéuticas”. Una de las más calientes es oncología, donde los medicamentos se diseñan para atacar mutaciones de cáncer de un paciente particular. Otra área son las enfermedades raras, a menudo genéticas, con avances en nuevas tecnologías como terapia génica y edición de genes. Además, “los crecientes costes de atención sanitaria requieren que esta sea más eficaz y vemos resultados prometedores en telemedicina, robótica, procedimientos mínimamente invasivos y análisis de datos”, cree el experto de Pictet. De hecho, la “democratización” del cuidado de la salud es un importante motor de crecimiento, ya que “a medida que aumenta la riqueza, lo hace el cuidado personal y los estilos de vida saludable”.
El área más innovadora, junto a biotecnología, es la tecnología médica. Las previsiones indican que “el mercado de fármacos especializados tiende a centrarse en un área terapéutica y sus productos tienen precios más altos que los tradicionales”. Además, el mercado de tecnologías de información en la salud puede duplicarse hasta los 390.000 millones de dólares para 2024. “El sector biotecnológico se beneficia especialmente del enorme crecimiento de datos médicos, en donde el Big Data y aprendizaje automático se aplican cada vez más” apunta Storni.
“Los sectores de la salud y la biotecnología están bien posicionados para resistir los obstáculos macroeconómicos, como la inflación o el aumento de los tipos de interés”, apunta Rudi Van Den Eynde, Head of Thematic Global Equity de Candriam. A pesar de que se espera que la economía se enfríe en los próximos meses, “estos subsectores se caracterizan por tener cualidades defensivas, baja correlación con las condiciones económicas generales y un alto grado de innovación, por lo que esperamos que tengan un buen desempeño”.
La biotecnología forma parte del sector sanitario mundial que se beneficia de “una visibilidad de alto crecimiento de los beneficios”. Es además “claramente menos dependiente del entorno económico”, ya que está impulsado por tres tendencias a largo plazo, como son el envejecimiento de la población, la innovación y los mercados emergentes (aumento de la cobertura de seguro médico). “Esto da como resultado un crecimiento estable de las ganancias”.
Asimismo, las ventas globales de medicamentos continúan aumentando. “Un estudio ha demostrado que las ventas globales deberían crecer a una tasa compuesta anual del 6,4 % entre 2021 y 2026”. “Esto beneficiará especialmente al sector de la biotecnología”, piensa Van den Eynde. Se espera que los gastos de biotecnología aumenten significativamente con más de 10.000 tratamientos en desarrollo.
En general, las industrias de la salud suponen entre un 10% y un 15% del PIB mundial en las economías avanzadas, porcentaje “que aumentará las próximas décadas”, resume Storni. “Se trata de un tema impulsado por la confluencia de poderosas megatendencias, que la pandemia ha acelerado, sobre todo el foco en la salud, teniendo carácter defensivo. Se ha puesto de manifiesto en la búsqueda de vacunas, pero, sobre todo, en la necesidad de prevención y diagnosis”.
¿Qué perfil debe tener el inversor?
No obstante, el inversor que se acerque a este sector tiene que tener en cuenta que “invertir en investigación y desarrollo de aplicaciones farmacéuticas es intrínsecamente arriesgado”, teniendo en cuenta además que “la industria biotecnológica puede ser volátil”, apunta Lydia Haueter, cogestora de Pictet Health y Pictet Biotech. “Los nuevos medicamentos pueden tener éxito o fracasar y las patentes concederse o perderse”.
Además, lo cierto es que el actual escenario de elevada inflación y subidas de tipos sí está teniendo un fuerte impacto en las cotizaciones, aunque con excepciones. Dentro de la atención sanitaria, los valores con mejor comportamiento del año pertenecen a categorías como la atención gestionada, los productos biofarmacéuticos de gran capitalización y los distribuidores y gestores de prestaciones farmacéuticas.
“Estos sectores suelen ser capaces de repercutir las subidas de precios y beneficiarse de una demanda estable”, explica Andy Acker, gestor del fondo Global Life Sciences y de la estrategia de biotecnología de Janus Henderson. En la atención gestionada, por ejemplo, los precios de las pólizas de seguro se reajustan anualmente, lo que permite a las empresas aumentar las primas en respuesta a los mayores costes. Además, los ingresos invertidos en valores de corta duración se renuevan a medida que se renuevan las pólizas, lo que permite aprovechar la subida de los tipos. Por otra parte, “la demanda constante de medicamentos favorece la solidez de los flujos de caja libres y los balances de las empresas farmacéuticas. La industria también tiene muchas palancas de las que tirar para reducir los gastos y puede elevar los precios de los medicamentos”.
Este aumento de los precios de los medicamentos “también favorece a los distribuidores y a los gestores de prestaciones farmacéuticas”, que forman la cadena de suministro de la distribución de medicamentos en EEUU, añade Acker. “Los márgenes de beneficio de estas empresas están estrechamente correlacionados con la evolución de los precios y el volumen de los medicamentos”. Combinadas, “estas empresas han logrado en general un sólido crecimiento de los beneficios este año y son la principal razón por la que el sector sanitario registró el segundo mayor diferencial positivo entre los beneficios reales y las estimaciones en el segundo trimestre”.
Por otra parte, las empresas de larga duración del sector sanitario, cuyos flujos de caja tienden a realizarse en un futuro más lejano, “han tenido un rendimiento inferior a medida que suben los tipos de interés”. Pero ha sido la biotecnología uno de los sectores más perjudicados, “ya que los valores de pequeña y mediana capitalización del grupo se han visto inmersos en un retroceso inusualmente profundo y prolongado”.
Desde febrero de 2021 hasta el mínimo de principios de mayo de 2022, el S&P Biotechnology Select Industry Index, un índice de referencia para el subsector, cayó un 64%, con un rendimiento inferior al del S&P 500 en un 66% y al del sector sanitario del S&P 500 en un 75%, la mayor diferencia relativa desde la creación del Biotechnology Select Industry Index a principios de 2006. “De hecho, en un momento dado, más de 200 empresas cotizaban por debajo del valor del efectivo en sus balances. También encontramos muchas más empresas que cotizaban a lo que creíamos que era un valor cero o negativo”, apunta el experto de Janus Henderson.
Las fusiones y adquisiciones animan al sector
“En nuestra opinión, este tipo de precios no tiene sentido, y estamos viendo los primeros signos de recuperación”, cree Acker. “La actividad de fusiones y adquisiciones, por ejemplo, ha empezado a repuntar, con varias operaciones multimillonarias anunciadas en los últimos meses”. Entre ellas se encuentran las recientemente anunciadas adquisiciones por parte de Pfizer de Biohaven Pharmaceuticals (por casi 12.000 millones de dólares, una prima de aproximadamente el 80%) o Global Blood Therapeutics (por más de 5.000 millones de dólares, una prima de más del 100%). “Dado que muchas empresas farmacéuticas se enfrentan a la expiración de las patentes de sus medicamentos más importantes durante la próxima década, creemos que es probable que se produzcan más operaciones”, apunta Acker.
También Rudi Van Den Eynde augura más movimientos corporativos. “Muchas grandes empresas (bio)farmacéuticas se enfrentarán a la pérdida de la exclusividad de las patentes a partir de 2024”, recuerda él también. “Esas empresas seguirán buscando oportunidades para llenar los vacíos en su cartera. Esto pone un piso bajo la valoración de las empresas de biotecnología más pequeñas”. “Hay que tener en cuenta que las compañías farmacéuticas y biotecnológicas de gran capitalización suman 500.000 millones de dólares en efectivo para fusiones y adquisiciones”, abunda Lydia Haueter, de Pictet.
Claves para saber invertir en empresas de biotecnología
Un factor a tener en cuenta, no obstante, es que “no todas las empresas de biotecnología tienen el mismo potencial”, apunta Van Den Eynde. “Para tener una idea del mercado potencial, se debe determinar el tamaño de la población de pacientes o del mercado, el precio y la penetración potencial”. Asimismo, “también se debe considerar la duración y la fuerza de los derechos de propiedad intelectual para determinar el período durante el cual el producto gozará de exclusividad en el mercado”.
El inversor también debe “comprender la fortaleza de las finanzas de la empresa”. “Las inversiones en investigación y desarrollo consumen efectivo”, recuerda el experto de Candriam. “Para las empresas en etapa de desarrollo, se prefieren las empresas con una trayectoria de efectivo más larga. También se tiene en cuenta la base de inversores, las empresas con una base de fondos de capital de riesgo y/o de fondos sectoriales respetados generalmente se consideran de mayor calidad”.
Especialmente cuando se invierte en empresas de biotecnología en etapa de desarrollo más pequeñas, el tiempo es importante. “En Candriam invertimos básicamente cuando el producto de una empresa se encuentra entre la fase clínica II y la fase clínica III. Estos ofrecen una visibilidad relativamente buena y un menor riesgo por la vía regulatoria”, apunta Van den Eynde. El horizonte de inversión recomendado es de al menos seis años o incluso más cuando se analizan valores específicos, ya que se necesitan de media diez años para que un programa de Fase I avance hacia la aprobación regulatoria.
De momento, el índice S&P Biotechnology Select Industry ya ha subido más de un 30% desde los mínimos de principios de mayo. “Queda por ver si la biotecnología puede mantener este impulso alcista”, reflexiona Acker. “La subida de los tipos de interés, la elevada inflación y otros factores macroeconómicos podrían seguir agitando la volatilidad”. El perfil del inversor debe ser “tolerante al riesgo” y con “visión a largo plazo”, coincide Van den Eynde.
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