“Juro que no es mi intención dedicar estos editoriales a la geopolítica de los países emergentes. Al contrario, preferiría unos temas más light. Me gustaría, por ejemplo, comentar una excelente temporada de resultados en Estados Unidos, las novedades en el Congreso de Móviles (Mobile World Congress) en Barcelona, o bien la gran nevada que hemos disfrutado en Andorra. Pero Google Trends no deja lugar a dudas y el tema relevante para hoy es Ucrania”. Así arranca su última visión de mercado Aleksandra Tomala, responsable de Research & Estrategia de la entidad andorrana MoraBanc, donde valora el impacto de la crisis de Ucrania en los mercados, aunque concluye que la situación no cambia su visión positiva de las bolsas.

Tomala considera “muy probable” la separación de Crimea de Ucrania, “reconocida/anexada por Rusia, aceptada por Occidente como un mal menor e igual, también, por el asustado nuevo Gobierno de Ucrania. Todo ello, sin invasión y sin derramamiento de sangre”. En cualquier caso, la cuestión es si pueden los acontecimientos en Ucrania poner en peligro la economía global, Tomala responde: “Directamente, no. A 0,25% del PIB mundial y 1,4% del PIB de la Zona Euro, Ucrania no tiene importancia económica. Los bancos europeos tienen una exposición marginal al país”.

Para esta experta el problema real está en el diálogo entre Rusia y Occidente: expropiación de las compañías europeas y estadounidenses, y abandono de las reservas en dólares. “Éstas son las últimas amenazas por parte de las autoridades rusas, en mi opinión vanas, pero indicativas de que Rusia no se retractará fácilmente. Lo que sí es cierto es que, en caso de escalada de tensiones, subirá el precio del petróleo y del gas”.

Además, Tomala considera un error considerar las tensiones en Crimea de una forma aislada, porque “Ucrania se convierte en otro punto débil en el mapa del mundo emergente (después de Turquía y Argentina) y los inversores pueden reaccionar ahora con mucho nerviosismo a cualquier dato o noticia desfavorable”. En este sentido, esta analista fecha en el próximo miércoles, 19 de marzo, “la próxima prueba para las bolsas”, porque será cuando la Reserva Federal (Fed) retire “probablemente” otros 10.000 millones de euros de estímulos. “Aunque la situación en los demás mercados emergentes parece haberse estabilizado, el contagio sigue siendo una opción”, avisa.

Su conclusión es que un deterioro de las relaciones Occidente-Rusia provoca más aversión a riesgo y mayor coste de la energía: “estos son los riesgos que hay que tener en cuenta”, pero esto no cambia su percepción positiva para las bolsas: “Estamos conformes con los datos macro, que siguen mostrando recuperación, y la próxima temporada de resultados se presenta mejor que las anteriores”. Como ya han detectado varios expertos, Tomala observa una rotación “muy significativa” de capital de los emergentes hacia Europa, “lo que respalda nuestro escenario base del outperformance de la región (…) El sentimiento hacia los emergentes está roto: seguimos cautos”.

Esta apreciación afecta especialmente a España, cuyos bancos son los que cuentan con una mayor exposición relativa a las economías emergentes entre las entidades de los países avanzados, según señalaba ayer la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en el informe Going for growth 2014. Aquí entraría en juego, en caso de impacto, el contagio del que hablaba Tomala, ya que las entidades españolas no tienen exposición concreta a Ucrania, sino a Turquía, Argentina, Venezuela, México o Brasil.

En términos fundamentales, MoraBanc cree que las bolsas, al menos las de Europa, están empezando a descontar una recuperación de los beneficios para este 2015; mientras que técnicamente, los analistas del banco creen que los índices se encuentran en rango, al menos, en Europa, donde la fase lateral es evidente. “La tendencia alcista en Estados Unidos se mantiene, pero empieza a dar vértigo”, avisan, y también marcan una fecha en el calendario en referencia al comportamiento de las bolsas: el 21 de este mes tendremos un importante vencimiento de futuros y opciones global, la “cuádruple hora bruja”. “Quizá después las cosas empiecen a cambiar”, concluyen.

Isabel Martín, la responsable de Gestión de Patrimonios de la entidad andorrana, define a los mercados como “auténticos alpinistas”, porque no paran de subir. Su interpretación es que es difícil mantener la compostura y serenidad cuando la liquidez los inunda todo: “Los movimientos casi histéricos de los que somos testigos, que se han vuelto a repetir con el 'sí, pero no' de la toma de posiciones del ejército ruso en Ucrania (me gustaría saber si Putin o sus allegados han podido sacar provecho en sus carteras de esta volatilidad), desvelan también algunos aspectos curiosos. A pesar del consenso general, más positivo en Europa que en Estados Unidos, este último mercado nos ha vuelto a demostrar que es el preferido por el inversor, es decir, el que considera más seguro”. En esta misma línea, el analista técnico de Bolsamanía, José María Rodríguez, consideraba “evidente que Wall Street, en los momentos difíciles, sigue aguantando en general mucho mejor que el resto. A la hora de subir no subirá de forma tan alegre pero a la hora de caer también sabe frenarse”.

A Martín también le llama la atención los superiores resultados en lo que va de año de sectores tradicionalmente tan defensivos como Sanidad y Utilities. “¿Será que los jugadores del mercado consideran que se han quedado atrás, o es que se están preparando para afrontar posibles nuevas turbulencias?”. Ahí queda la pregunta.

EUROPA A MEDIA SESIÓN

A media sesión, las bolsas europeas cae un 1,3% de media, en una jornada en la que el Ibex 35 se juega los 10.000 puntos. Cotiza en los 10.040 puntos, con descensos del 1,17%. Rodríguez advierte que el selectivo podría visitar la zona de soporte de los 9.800 puntos “y crucemos los dedos para que no se perforen a la baja”. ¿Y si lo hace? Las siguientes zonas de control son los mínimos de febrero en los 9.654 puntos y, por debajo, el famoso hueco bajista del 19 de diciembre: 9.440 puntos.

María Gómez