La vuelta del verano de la Reserva Federal puede resultar de lo más amarga para inversores y consumidores. Tras dejar los tipos en julio en una banda de entre el 2,25 y el 2,5% y subir en 75 puntos básicos la tasa por segunda vez en el año ahora el FOMC, en sus siglas en inglés, se enfrenta de nuevo a una tarea nada fácil, aumentar el umbral de dolor para los americanos de Main y de Wall Street, los de la calle y los de los mercados, por partida doble con un nuevo incremento que los expertos descuentan en 75 puntos básicos de nuevo.
Ese es el panorama que muestra a las claras que, cuando Jerome Powell dijo en pleno verano que causaría más dolor a los ciudadanos, no se esperaba que se llegara a septiembre con esa premisa. Pero la realidad es tozuda y los nuevos datos de inflación indican que los precios de consumo, lejos de controlarse, se complican en partidas que hasta ahora habían preocupado menor por su evolución que la tan traída energía.
De ahí que el incremento de las partidas subyacentes alcance ya el 6,3% interanual, cuatro décimas más en agosto. Eso indica que, sin contar alimentos frescos y energía la inflación mantiene un nivel más que alto, ya que, solo se añaden 2 puntos más en el IPC por esos inflacionarios conceptos.
De ahí que las encuestas auguren que los halcones están de enhorabuena, con subida, la tercera en el año, que se espera para los tipos de interés en septiembre de 75 puntos básicos. Así lo indica el sondeo de Bloomberg.
La gran mayoría de los 45 expertos consultados se decanta por ese nuevo incremento de los tipos en tres cuartos de punto porcentual, lo que dejaría el precio del dinero americano en una banda de entre el 3 y el 3,25%, que además será el más elevado desde 2008. Pero también prevén que los tipos sigan subiendo. Hasta un rango, según la encuesta del 4% para fin de año en este 2022. Incluso superando esa cota en 2024 hasta que los recortes aminoren los tipos hasta el 3,6%.
Es decir, expectativas mucho peores de las que se manejaban que llevarían a tener todas las papeletas para que se produjera una recesión, ya que esa subida reduce el poder adquisitivo para las familias e incrementa el coste de los préstamos, lo que recorta actividad y, por ende, crecimiento.
También desde Reuters descuentan ya esa cuantía de la subida, a favor 44 de los 72 analistas consultados. Hace solo un mes apenas un 20% de ellos abogaba por un incremento tan elevado por parte de la FED.
Y todo esto además tiene consecuencias inmediatas: la primera es que eleva un escalón más la situación negativa que se esperaba. De momento el dolor no tiene visos de acabar en forma de incremento de tipos y su cuantía. El segundo juega con la semántica, porque hablamos de un leve cambio de vocales en esa palabra para acercarnos al dólar, que sigue viviendo sus mayores subidas en 20 años.
El índice dólar se incrementa por encima del 14,2% en lo que va de año. Se espera que la moneda reine a sus anchas en los mercados de divisas globales en todo lo que resta de 2022 e incluso, a principios de 2023. La encuesta de Reuters nos deja un último dato negativo: recogen que la probabilidad de que se produzca una recesión en EEUU el año que viene no ha variado del 45%, pero la de que ocurra en los dos próximos sí se ha elevado un 5% hasta el 55% de los consultados.