No es corto el camino que han recorrido los mercados de renta variable en lo que llevamos de año: el Ibex (el mejor de Europa) sube más de un 16%, le sigue (siempre dentro de los mercados desarrollados) el Nasdaq (con un repunte superior al 14%), los índices de Portugal y Alemania, con casi un 12% de remontada, son los siguientes; las Bolsas de Italia y Francia, el S&P 500 y el Euro Stoxx 50 completan la lista, y se anotan entre un 8% y un 9%.

Por ello, no es de extrañar que analistas, expertos e inversores sientan cierto vértigo, a pesar de que el riesgo político disminuye, mientras la macro sigue ganando tracción. En este contexto, desde Deutsche Bank AM, creen que es más probable que el S&P 500 experimente una caída del 5%. “Hasta ahora el rally está justificado, pero creemos que ha llegado a sus límites en el corto plazo y es vulnerable a la fatiga del verano y la creciente ansiedad sobre si el Congreso de Estados Unidos puede tomar decisiones pragmáticas”, afirman.

Consideran probable que finalmente se apruebe un importante recorte de impuestos a las empresas, pero dicha legislación no está claramente en el horizonte y no lo estará hasta después de agosto. Por ello, la firma reduce su asignación del 70% al 60%. Si bien, reconocen que las valoraciones no les alarman, aunque tampoco suponen un buen punto de entrada en el corto plazo.

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Por su parte, los economistas de la entidad germana consideran poco probable que la economía norteamericana entre en recesión en los próximos 12 meses, a pesar del reciente aplanamiento de la curva de rentabilidad de la deuda estadounidense. En concreto, le otorgan una probabilidad del 10% hasta junio de 2018.

Explican muchos expertos que este aplanamiento se debe a las dudas sobre los estímulos fiscales y la debilidad de los datos recientes al otro lado del Atlántico, si bien, Deutsche Bank destaca que tanto el mercado laboral como el de vivienda siguen funcionando bien, sin señales de sobrecalentamiento.

Ahora bien, un mayor estrechamiento en lo que respecta al trabajo podría obligar a la Reserva Federal (Fed) a acelerar el ritmo de subidas de tipos, aumentando las posibilidades de una recesión para finales de 2019 ó 2020.

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