Aunque todavía no hay cifras, los expertos comienzan a hacer sus cálculos para avanzar cuánto le podría haber costado a la economía estadounidense los 16 días en los que la administración de Estados Unidos ha estado parcialmente cerrada.

Según el economista de Morgan Stanley,
Vicent Reinhart, este shutdown podría recortar en un 0,4% el PIB del último trimestre de ejercicio. Demasiado, si se tiene en cuenta que aunque parece que la recuperación está más que confirmada, aún no es lo suficientemente sólida.

Tanto como para que los mercados festejen esta pretendida debilidad que podría llevar a la Reserva Federal a retrasar aun más el tapering. “La reacción de los mercados a la noticia del acuerdo en Estados Unidos parece reflejar un crecimiento de las expectativas de un mayor retraso en el tapering hasta algún momento en 2014”, afirman en Barclays.

Creemos que la decisión de la FED para comenzar con la retirada de estímulos está muy ligada a la evolución de los datos económicos y diciembre sigue siendo la fecha más plausible para la retirada de estímulos, dado que nuestras previsiones estiman un mayor crecimiento del empleo en el cuarto trimestre que en el tercero”, apuntan desde el departamento de análisis macroeconómico de la firma británica. De hecho, apuntan que el próximo día 22 podríamos asistir a la creación de 192.000 no agrarios y a una caída de la tasa de paro hasta el 7,2% desde el 7,3% anterior.

Para Russ Koesterich, Estratega Jefe de Inversiones en BlackRock asegura que “la incapacidad de Washington de dar con una negociación más substancial tendrá repercusiones negativas, tanto en el corto como en el largo plazo”.

Para este experto de BlackRock “este acuerdo evita el peor escenario de un impago técnico de la deuda, pero también compra algo de tiempo extra y significa que probablemente estemos de regreso en el punto de partida en unos cuantos meses.”

Además piensa que “la demora y condición temporal del acuerdo generará un modesto obstáculo en la economía y probablemente en las ganancias de las empresas en el cuarto trimestre mientras eleva también la volatilidad del mercado.”

También cree que tendrá implicaciones con respecto a la inversión y afirma que “las tasas de interés deberán mantenerse razonablemente limitadas –un factor positivo para los bonos de alto rendimiento—y la confusión en los Estados Unidos significa que las acciones internacionales, incluyendo aquéllas de mercados emergentes, continuarán con un mejor desempeño.”



Precisamente, en relación a los bonos, Michael Gavin, de Barclays ha escrito una nota para los inversores que se titula “El mundo es mucho más temible de lo que sugiere el índice VIX”.

Este experto afirma que los acontecimientos en Washington han provocado que se potenciara una tendencia que se inició el pasado mes de mayo, un cambio en las correlaciones entre la rentabilidad de los bonos y la renta variable.– desde fuertemente negativa antes de mayo hasta fuertemente positiva desde ese momento-. En opinión de Gavin, se trata de una tendencia mucho más acusada en activos que hasta ahora habían sido considerados “activos refugio” y que a partir de ahora han terminado por ser objeto de “preocupación entre los inversores”.

Pero en lo que se refiere a la renta variable, el equipo de Citi que encabeza Tobias M Levkovich afirma “la decisión de Washington podría comprimir aun más el PER de las compañías”. Aún así estos expertos apuntan que “a los inversores, tradicionalmente, no les gusta la incertidumbre y es difícil de determinar si estas decisiones pueden ser valoradas como confianza revigorizante o como el alivio de que se ha evitado el desastre”.