Llegó septiembre y con él uno de los meses más intensos en cuanto a política internacional y en cuanto a cuestiones de máximo interés a nivel interno en Estados Unidos. Cuando el presidente Obama llegue este fin de semana a la Casa Blanca, probablemente en su agenda no habrá ni un hueco libre.
El próximo lunes los congresistas vuelven al trabajo con varios debates calientes en las próximas semanas: el conflicto de Siria, el debate para elevar el techo de gasto y la elección del nuevo presidente de la FED.
Ninguno de estos debates van a ser fáciles, sobre todo porque en alguno de ellos el consenso entre los miembros de los dos partidos no está asegurado.
Por si fuera poco, en menos de dos semanas el mundo se enfrentará a las elecciones en Alemania y la próxima reunión de la FED en la que se podría discutir el inicio del tapering, aunque los últimos datos de empleo conocidos ilusionan a todos los que apuestan por retrasar la retirada de estímulos lo más posible.
Los apoyos para un ataque no están asegurados
Los expertos de Citi creen que el apoyo del Congreso de Estados Unidos a un ataque aéreo en Siria no está, ni mucho menos, asegurado. Los analistas de esta firma consideran que aunque “los ataques previstos no tendrían por qué causar muchos problemas ni económicos, ni políticos –más allá de los desastres que lleva tras de sí un ataque-, lo cierto es que se van a producir en una zona muy inestable, lo que podría desencadenar consecuencias desconocidas”.
Por otro lado, no parece que Obama cuente con mucho apoyo entre la población de un país que lleva inmerso en diversas guerras más de diez años. Si a eso le añadimos que en el propio partido republicano está creciendo un ala no intervencionista, los expertos creen que la votación en el Congreso será difícil.
Calendario
En Citi no creen que la votación definitiva se produzca la semana que viene, sino la siguiente. Una semana clave, ya que la decisión se tomaría después de las elecciones alemanas y coincidiría con la reunión de la reserva federal.
Sin embargo, estos expertos apuntan que una vez que pase el filtro del congreso, los ataquen podrían ser inminentes y recuerdan que los primeros bombardeos en la Guerra del Golfo se produjeron apenas 3 días después.
Obama también podría optar por atacar sin tener en cuenta el congreso, tiene esa potestad. De hecho, el propio Bill Clinton en 1999 intervino en Kosovo a pesar del rechazo de la cámara de representantes. Sin embargo, nadie espera que el presidente de Estados Unidos ataque sin contar con el apoyo del Congreso –ya tiene el del Senado-.
Techo de gasto
El otro gran obstáculo con el que se encontrará Obama este mes será conseguir que el Congreso de los Estados Unidos aprueben un incremento del techo de gasto. De hecho, los expertos consideran que si el Congreso no permite gastar más a la administración, el estado podría entrar en default.
Los analistas de Citi no creen que la Cámara de representantes permitiese un impago de EE.UU. y creen que se aprobará aunque sea en el último minuto.
De hecho, esta firma no es la única que cree que Obama tiene más opciones de salirse con la suya en este aspecto, si el país está luchando contra Siria en el momento de la votación.
Summers, en la cuerda floja
No pasaría lo mismo con la elección del presidente de la FED. De hecho, los analistas de Citi creen que Larry Summers podría ser uno de los más perjudicados. Aunque Summers es el candidato favorito para Obama, su nombramiento tiene que ser ratificado por Senado.
En el banco de inversión apuntan que en estos momentos hay un gran debate dentro del propio partido demócrata con motivo de este nombramiento. Si Obama no consigue recabar los apoyos suficientes, en Citi apuntan que el presidente no va echará más leña a un fuego que ya estará ardiendo con los oponentes a Siria y con los problemas de una votación para el techo de gasto. En su caso, creen que el presidente podría optar por otro candidato que no tendría por qué ser, necesariamente, Janet Yellen. En el banco de inversión apuntan que podría haber algún tapado y sugieren, incluso un nombre que no se había tenido en cuenta hasta ahora, el de la embajadora Susan Rice.

