ISM de manufacturas y evolución de S&P 500
            Fuente: ISM, Standard & Poor’s y elaboración propia

La discrepancia entre la economía y los mercados se acentúa. Situaciones similares a la actual se vivieron en el año 2000 donde las nuevas tecnologías justificaban los mayores ratios de valoración de la historia amparados en una nueva época de crecimiento. Más reciente nos podemos acercar a 2007 donde el precio de la vivienda que alcanzaba su mayor burbuja impulsaba al alza el consumo y respaldaba una ingente cantidad de activos tóxicos.

El paradigma de hoy es algo más enrevesado y provoca situaciones paradójicas (ver “El nuevo paradigma tiene su paradoja”). Los malos datos macroeconómicos son festejados por el mercado esperando que la Reserva Federal pise el pedal de acelerador y se dedique a comprar todos los activos financieros que hagan falta. Una confianza plena en la política monetaria similar a la confianza depositada en el mercado inmobiliario y en las .com y que lleva a los precios a desmarcarse de las valoraciones y del entorno.
 
Balance de la Reserva Federal y evolución S&P 500

          Fuente: Federal Reserve, Standard & Poor’s y elaboración propia

Está claro que la economía de EEUU no ha sido capaz de crecer de forma autónoma (sin ayudas fiscales, monetarias y cambiarias) y el mercado en algún momento dejará de creer en la panacea. Los estallidos de las burbujas son difíciles de predecir pero ya tenemos algunas alertas claras y en los últimos años, siempre que el ISM de manufacturas ha empeorado hasta los 49 puntos la renta variable de EEUU ha formado un techo.

Las políticas económicas parecen exhaustas y los resultados apenas sirven para mantener un crecimiento en mínimos. ¿Qué ocurrirá si pese a las inmensas cantidades de activos que compra la Reserva Federal, los abultados déficits acumulados por el Estado y un USD infravalorado, la economía de EEUU termina por irse abajo?

Lo peor de la situación actual no es adentrarnos en un