El cuadro de Picasso “las mujeres de Argel” cambió de dueño por 179,3 millones de dólares y la escultura del suizo Alberto Giacometti se vendió por 141 millones de dólares, ni más, ni menos.


En el caso de la obra del pintor malagueño, se puede decir que el anterior dueño hizo una apuesta muy exitosa cuando compró en otra subasta este cuadro en 1997. En ese momento se pagaron 32 millones de dólares, lo que le habría permitido multiplicar por seis veces su dinero en apenas 18 años.


Hace sólo unos días Yahoo Finance publicaban un artículo en el que decían, literalmente, “¿Sabe lo que hacen los ricos con su dinero? Lo cuelgan en la pared para luego descolgarlo de nuevo”.

Explicaban que las ventas de arte en esa noche de subastas de Christies habían logrado generar más de 1.000 millones de dólares en sólo unas horas.

En el artículo, el experto de Deloitte Art & Finance Group decía que las instituciones financieras se habían dado cuenta de esta tendencia y de las posibilidades de negocio y de beneficios que esto representa para ellas. Explicaba otro analista que “es una gran tendencia para la industria financiera”.

Los expertos de Deloitte afirmaban que este negocio se desarrolla de varias formas. Por un lado existen préstamos de grandes bancos de inversión”. Desde su punto de vista estas firmas financian estas compras para mejorar sus relaciones con los compradores.

Aseguran también que las casas de subastas también ayudan a la financiación para ayudar a su propio negocio, claro está.

Además, explicaban en este artículo, que las entidades financieras también ponen en marcha préstamos de arte específicos. En este caso la propia obra de arte actuaría como colateral. Se trata de una financiación a la que solo acceden los patrimonios muy altos que quieren liberar capital y diversificar sus carteras.

“Un ejemplo de estos créditos, por ejemplo, ha sido recientemente el de un gestor de hedge funds que quería comprar acciones y que consiguió liberar dinero para entrar en bolsa con un préstamo con un tipo de interés bajo poniendo una de sus obras de arte como colateral”, afirma el experto de Deloitte.