Una crisis en los mercados de divisas emergentes lleva 18 meses sacando a la luz estos problemas, y el catalizador en estos momentos es el yuan chino, que se encuentra en un proceso necesario de reajuste. Un yuan más bajo desinflará la demanda de materias primas y bienes en general. Un ajuste adicional a la baja para ajustarse al output
mundial potencial es ahora inevitable.
 

Las presiones inflacionistas serán por tanto mínimas o ni siquiera existirán. El BCE y el Banco de Japón tendrán un amplio margen para continuar con sus políticas monetarias ultra-acomodaticias, mientras la presión sobre la Reserva Federal para subir de nuevo los tipos de interés en Estados Unidos seguramente menguará.
 
Los sectores de servicios del mundo desarrollado, particularmente en EE.UU. y Reino Unido, se encuentran mucho mejor situados que antes para capear estas presiones deflacionistas, y ofrecerán a los inversores un depósito de valor durante este periodo de volatilidad.
 
Dominic Rossi
Director Mundial de renta variable en Fidelity International