Factores que impulsarán la rentabilidad de este tipo de deuda
hasta entre el 9% y el 14% en 2011 y “la mantendrán en altos niveles de un dígito en los próximos años”, según ha declarado a Funds People Thomas P. O’Reilly, director de gestión de Neuberger Berman en este activo. Para el experto, las claves de futuro son, por un lado, la mejora de la calidad de las compañías sin grado de inversión y por otro, sus saneados balances y las facilidades de reestructuración de deuda a través de la extensión de sus vencimientos, más largos de lo habitual, en un entorno de bajos tipos de interés que será duradero. 


La Reserva Federal no subirá los tipos hasta 2012”, comenta O’Reilly, argumentando que las presiones en los precios, al margen de la subida de las materias primas, se mantienen bajas al hablar de la inflación subyacente, mientras el desempleo es alto y lel uso de capacidad es aún débil. Con todo, el experto señala que la deuda high yield es muy poco sensible a este factor y que, aunque los tipos subieran a niveles del 3% o 4%, el impacto sería limitado, a diferencia de los bonos con grado de inversión. “Lo importante es el componente de crédito y la capacidad de reducción de spreads y confiamos en que se produzca”, comenta. Además, y a diferencia del mercado de renta variable, cree que el activo no necesita un fuerte crecimiento económico y que puede funcionar bien en un escenario de mejoría moderada de la actividad.

Por todo ello, la tendencia es que los inversores continúen apoyando al activo con nuevos flujos, algo que ya se ha venido produciendo en los últimos años, aunque ha sido irregular durante los pasados meses. “Los inversores estadounidenses son más estables y fuera del país la deuda high yield viene siendo cada vez más aceptada, gracias a su buen perfil de rentabilidad y alto cupón con la mitad de volatilidad que la renta variable”, comenta. De ahí que, para O’Reilly, no se trate de activos que puedan competir y de hecho niega que las recientes asignaciones de capital hacia las bolsas hayan sido perjudiciales para el high yield, achacando las salidas en este último activo a los picos en la volatilidad. “Las reasignaciones hacia la renta variable proceden más de los bonos con grado de inversión u otros activos. Las últimas salidas en high yield son temporales y no cambian nuestra visión positiva, pues se deben fundamentalmente al aumento de la volatilidad”, afirma. De ahí que los factores técnicos y la demanda, tanto por parte del inversor institucional como del retail, sigan estables. Y en España considera que existe ahora un mayor interés, en la medida que la educación ha aumentado: “Lo importante es que los inversores entiendan el activo, más que se limiten a seguir a otros”, asegura.

El experto indica que en 14 meses se han sucedido tres periodos donde la volatilidad ha repuntado, marcada por la crisis de deuda soberana en Europa, la incertidumbre en Oriente Medio y el desastre natural de Japón, lo que condujo a la ampliación de diferenciales, algo que acabará corrigiendo. “Cuando me preguntan por la principal preocupación que tengo, afirmo que es la volatilidad, ante problemas macroeocnómicos o geopolíticos, que puede crear shocks temporales, aunque no creemos que lleguen a obstaculizar la caída de los defaults”, comenta.


Fuente: Funs People