Jornada clave para el futuro más próximo deAbengoa. Si todo marcha según lo que se espera, hoy se aprobará el nuevo plan de viabilidad para que la empresa evite la quiebra y comience a rodar lentamente sobre una nueva base. Para ello necesitará el apoyo de todas las partes que están inmersas en el futuro del grupo: tanto la banca acreedora como los bonistas.
El plan para que empieza a funcionar la nueva
Abengoacontemplaría una compañía cuyo tamaño sería la mitad que la que hasta ahora conocíamos en términos de Ebitda, con unos ingresos que serían un 60% inferiores a los casi 7.700 millones de euros que obtenía al año, y con una deuda que quedaría reducida a unos 3.500 millones de euros. Lejos de los casi 9.000 millones de euros que debe a día de hoy la firma andaluza.
La reducción de su nivel de deuda será posible a un plan de desinversiones cerca de 1.500 de euros y quitas aún por concretar –aunque de momento, según han informado distintos medios de comunicación con fuentes consultadas, no está en la hoja de ruta inicial–. También se prevé que ese menor endeudamiento llegue a consecuencia del posible canje de deuda por acciones por parte de los acreedores en un porcentaje aún pendiente de negociación.
Si todo sigue según lo preestablecido, una vez se presente el plan por la empresa, será necesario que los bancos y bonistas conozcan esa hoja de ruta y alcancen un acuerdo, que se presenta más que difícil al abordar una importante quita y capitalizar parte de la deuda.
También será clave el plan de ajuste que tiene previsto Abengoa. Para ello, hará efectivos por un lado despidos, y por otro lado ajustes salariales para los empleados que se queden en plantilla. Además, tiene la intención de reducir su presencia en países como Brasil; mientras que se mantendrá en otras regiones como Chile, Uruguay, México, Sudáfrica o Perú.
Por otra parte, para alcanzar estos objetivos el grupo necesita disponer de liquidez de manera urgente. Para llegar a esa de fecha límite del 28 de marzo, Abengoa estima que requiere de entre 150 y 170 millones de euros para iniciar su andadura, que los bonistas ya se han ofrecido a cubrir aunque con unos fuertes intereses y compartiendo con la banca las garantías que tienen en la 'yield'. Y es que estos quieren conceder este crédito a la compañía con un tipo de interés que ascendería al 15%, más otro del 10% adicional al vencimiento del crédito, unas condiciones a las que la banca ya ha considerado excesivas.
Ante esta previsible puesta en marcha de su plan de viabilidad las acciones responden con una subida de más del 40% sobre el parqué español desde que se iniciara la cotización en los mercados.