Estos productos, también llamados “marcas del distribuidor”, son aquellos que se venden bajo la enseña de las grandes cadenas de supermercados o hipermercados. Sin embargo, lo que muchos consumidores no saben es que estos productos son normalmente elaborados por importantes marcas comerciales que los producen y envasan en condiciones similares de calidad. A la hora de ahorrar, las marcas blancas pueden suponernos entre un 18% y un 42% de ahorro frente a los productos comerciales según afirma la Confederación Española de Organizaciones de Amas de Casa Consumidores y Usuarios (CEACCU).

Las “blancas”, cada vez más consumidas

La fuerte crisis que está afectando a todo el panorama económico ya ha hecho mella en las familias que ven como sus ingresos no pueden hacer frente a los gastos cotidianos. Ha sido en este contexto, cuando España se ha dado cuenta de la necesidad de acudir a las marcas blancas como alternativa a los productos comerciales para reducir gastos e intentar llegar a fin de mes. Así, los productos “blancos” han visto aumentar el volumen de facturación en España en un 27,3% en los últimos dos años, factor que ha agudizado el interés de los establecimientos en este tipo de marcas mejorando el valor añadido, la calidad, el control e innovación de los mismos. Las cadenas comerciales quieren cambiar la percepción que se tiene sobre las marcas del distribuidor y cada vez son más las ofertas que se hacen sobre este tipo de productos. Según publica el estudio ‘TNS Distribución 2008’, realizado por la consultora TNS, los españoles apuestan por las marcas blancas en los productos que más se han encarecido en el último año como la leche (21,9%), aceites (4,9%) o cereales (11,1%). Sin embargo, cada vez es más amplia la variedad de productos “blancos” que se ofrecen llegando no sólo a la alimentación sino también al mercado de los cosméticos o electrodomésticos.

Precio y calidad 

La principal característica de las marcas blancas y, por la cual es conocida por los usuarios, radica en su reducido precio en comparación con las marcas comerciales. Sin embargo, el precio no suele estar reñido con la calidad. El menor precio al que se venden las marcas blancas se basa, sobre todo, en estrategias durante el proceso productivo. Los productos no comerciales están producidos, en la mayoría de los casos, en las mismas condiciones que los comerciales ya que son éstas las que se encargan de su elaboración. La diferencia radica en los acuerdos que se realizan entre los distribuidores y los fabricantes para rentabilizar así la capacidad productiva con la que fabricar grandes cantidades y aprovechar rendimientos de escala en sus instalaciones. Además, los fabricantes suelen instalar los centros de producción y almacenaje muy cerca de las grandes cadenas, para ahorrar en transporte. Con estas medidas se consigue abaratar bastante el precio del producto. A ello, hay que sumar que las marcas blancas también reducen costes al no tener una estrategia de publicidad o marketing como las comerciales. Estos productos apenas cuentan con envases atractivos o son colocados en lugares estratégicos de los establecimientos. 

Ventajas para todos 

Las marcas no comerciales presentan beneficios tanto para el consumidor como para los establecimientos. Para los consumidores la ventaja está clara: ahorrar en la cesta de la compra gracias al bajo precio frente al resto de marcas comerciales, manteniendo en la mayoría de los casos la misma calidad. Sin embargo, vender este tipo de productos también supone una serie de beneficios nada insignificantes para los comercios ya que el distribuidor puede fidelizar al cliente a través de artículos que no podrá encontrar en ningún otro establecimiento. A ello habría que sumar la fuente de ingresos adicionales que supone para las compañías al tener mayores márgenes de beneficios.

¿Dónde encontramos los mejores precios?

Como en todos los productos existen diferencias de precios dependiendo del lugar donde realicemos la compra. Según varios estudios, si se realiza una compra de alimentos básicos basados en marcas comerciales, el coste puede oscilar entre los 65 ó 69 euros, mientras que si se realiza en marcas blancas puede descender hasta los 42 euros.