La inestabilidad que ha vivido el negocio bancario en dos de las regiones más importantes del mundo, Estados Unidos y Europa, han tenido una clara respuesta sobre los parqués. La depresión de su modelo operativo a consecuencia de las políticas de flexibilización cuantitativa, y más en concreto por la adopción de los tipos de interés en niveles mínimos, han provocado la pérdida de la estabilidad a nivel fundamental y bursátil.

No hay más que ver los últimos acontecimientos en Europa. La incertidumbre que pesa desde hace varios meses sobre la banca italiana, unida al problema de sostenibilidad de Deutsche Bank por la multa interpuesta por parte de la regulación norteamericana, pesan ya como un yunque sobre un sector que viene tocado desde la crisis financiera desatada en 2008.

Además, las medidas adoptadas por parte del Banco Central Europeo, con Mario Draghi a la cabeza, ejercen más como un martillo pilón sobre las ya encorvadas espaldas de los bancos del Viejo Continente. Y es que su evolución en los mercados está marcada por esta problemática que podría durar aún en el futuro.

Por el contrario, en Estados Unidos el esquema se ha visto modificado en el rabioso presente. La leve subida de tipos de interés por parte de la Reserva Federal, con Janet Yellen a los mandos, provocó un cambio de tendencia para el negocio bancario norteamericano. Esa vuelta a la normalización monetaria se ha tomado de manera positiva en las entidades financieras estadounidenses, como así también se ha plasmado en la reciente presentación de resultados correspondientes al tercer trimestre.

De esta forma, si establecemos una comparativa entre el sectorial bancario de Estados Unidos y de Europa, lo que observamos es que el norteamericano ha tenido un comportamiento notablemente mejor en el último año. Hasta el punto de que cotiza con unas ganancias de casi un 4% desde comienzos del ejercicio.

Gráfico bancos


En lo que respecta al sectorial bancario en Europa, aún cuenta con retrocesos desde el inicio del año. Concretamente, desciende más de un 13% en términos de retorno absoluto en los mercados. Esto lo que hace ver es que ese atisbo de luz al final del túnel sobre la política monetaria sienta mejor a las entidades de Estados Unidos. Por lo pronto, ganan la partida.