Tenemos que unir los malos resultados de Oracle, que parece que tiene más efecto que los movimiento de operaciones corporativas, a la medida del Banco de Japón que, sin ser una medida importante, desagrada a los analistas porque pone sobre la mesa el riesgo de naturaleza no controlable por los inversores poniendo en mano de los políticos una cosa tan sensible como los flujos y divisas. No son noticias positivas las que vienen del mercado asiático, podrían dar ruido y aversión por el riesgo con un comportamiento negativo de salida.