Además, aunque los inversores están monitorizando de cerca la probabilidad de que se produzcan las subidas de tipos previstas por los economistas para este año, creemos que el mercado no ha digerido suficientemente bien la realidad de las alzas de tipos, al menos en el tramo corto de la curva. También creemos que el mercado no ha aceptado  completamente el aumento de la inflación  que se sitúa cerca del objetivo de la Fed. Las decisiones de política monetaria de la Fed han indicado que está dentro o próxima a su mandato, y tanto los mercados de renta variable como los de renta fija se han mostrado escépticos respecto a ello.

En los últimos años, los mercados de renta variable han reflejado las buenas noticias, como la desregulación en EEUU, el mayor crecimiento del empleo y los salarios y la reciente rebaja fiscal. A pesar de ello, el otro lado de la ecuación es que los inversores han cambiado actualmente su atención hacia las malas noticias, como el déficit fiscal de EEUU, que es el principal catalizador de la reciente venta masiva. Con el nuevo proyecto de ley fiscal, la administración Trump aumenta el ya insostenible déficit fiscal, y además, se espera que el último gran acuerdo presupuestario lo amplíe aún más. El mercado también está intentando digerir la posibilidad –aunque la probabilidad es baja- de añadir estímulos a las infraestructuras, que podrían conducir a un déficit incluso mayor, a menos que los recortes de costes lo compensen. Esto sólo añadiría más leña al fuego.

De hecho, el creciente déficit fiscal ha vuelto a poner sobre la mesa el concepto de “bond vigilante”, durante mucho tiempo olvidado. El economista Ed Yardeni acuñó este término en los años ochenta para referirse a los inversores que venden sus posiciones en un intento de imponer disciplina fiscal. Este tipo de inversores llevan bastante tiempo ausentes debido a que los bancos centrales han sido grandes compradores de bonos soberanos. Sin embargo, ahora los bancos centrales están retirando sus estímulos, lo que se hace patente en la liquidación de los balances, tanto en el caso de la Reserva Federal de Estados Unidos como en  Europa y quizá el Banco de Japón y el Banco de Inglaterra serán los siguientes. Los inversores en bonos tendrán más influencia en el mercado en el futuro y probablemente podrían ser más exigentes sobre lo que están dispuestos a pagar.

Por tanto, creemos que ha sido una corrección sana. Que una dosis de escepticismo regrese a los mercados es algo bueno. Las valoraciones deberían estar a un determinado nivel en un entorno de indicadores positivos o de falta de riesgo, pero es igualmente cierto que tienen que situarse en un nivel diferente que refleje más noticias negativas para crear equilibrio.

De cara al futuro, ahora que algunos de los asuntos que preocupan a los inversores se están reflejando en los precios de los activos, no esperamos que los mercados vayan a estar tan tranquilos como ha ocurrido hasta ahora. Y más importante, el persistente entorno de baja volatilidad ha sido cómodo para los inversores, pero las dinámicas no han sido sanas. El mercado no estaba digiriendo de forma efectiva la información y, por tanto, no ha sido tan eficiente como podría ser.

Matthew Benkendorf, CIO de Quality Growth, boutique de Vontobel AM