En la reunión del G-7 se tratará el tema de las inyecciones de liquidez del Banco de Japón. La gestión de este organismo está creando problemas a todas las economías a nivel global, en el sentido en que estamos en un proceso de devaluación de divisas, pero no todos pueden devaluar, por lo que, la devaluación de algunas divisas va a conllevar la revaluación de otras. Por un lado está Japón, con la devaluación del yen, por otro está EEUU, cuyos QE persiguen también una devaluación del dólar y, por otro lado está Europa y China, que no quieren ver revaluadas sus divisas.

La inflación española cae un 1% hasta el 1,4% y, es que, probablemente estemos en una situación relativamente parecida a la deflación. Las inflaciones han caído y los índices de precios a impuestos constantes marcan niveles negativos. Si los índices a impuestos constantes no alcanzan cotas positivas, los índices generales acabarán confluyendo ahí no más tarde del mes de septiembre. Los precios en España están cayendo y dejando de lado los efectos de las subidas impositivas.

Los bancos españoles están en un proceso de devolución de la liquidez pedida al BCE, haciendo que el balance del organismo se haya reducido a más de 300.000 millones. Estas devoluciones son efecto de los LTRO.
La inyección de liquidez en Japón ha venido a Europa, haciendo que bajen las primas de riesgo. La tensión en el mercado de deuda es mucho menor y la necesidad de tener un exceso de liquidez para afrontar problemas de tesorería de algunos bancos es mucho menor, por lo que están devolviendo esos colchones excesivos.

El crédito solvente en España está mermando. La capacidad de pago puede ser menor y, si no mejora la situación económica, se traducirá en aumento de la morosidad de los bancos españoles.

Los mensajes de la Fed están siendo contradictorios ante la posible retirada de los estímulos de liquidez. El mercado ha entrado en el juego de que, si hay datos positivos, se dice que se podrían retirar y, si son malos, que los van a mantener. Todo se resume en que no sabemos lo que tenemos que hacer. Se ha creado un proyecto de solución de la crisis sin saber el final, es decir, sin saber cómo se van a deshacer todas las medidas que se están tomando.

La confianza del consumidor alemán se mantiene. Se esperaba que se aumentara, pero es lógico que no lo haya hecho, ya que los problemas en Europa no terminan de solucionarse. Habría que estar más pendientes del dato de IFO. La economía global, no sólo la alemana, está entrando en una etapa de desaceleración.