Uno de los resultados de la época posterior a la crisis de 2008, y de hecho uno de los objetivos que se propuso la respuesta política, fue la drástica reducción de los tipos de interés en el mundo desarrollado. La alternativa era la liquidación de la deuda, algo que probablemente habría empujado a Estados Unidos a la depresión económica y generado impagos generalizados.

No ocurre así en muchas otras partes del mundo, donde estas influencias no son tan fuertes. Por ejemplo, los tipos de interés polacos han respondido a los tipos de interés europeos y los mexicanos han respondido, en cierta medida, a los estadounidenses. Pero no en la misma medida. Así que existe una importante ventaja de rentabilidad en muchos de estos mercados. La renta fija de mercados emergentes constituye una parte importante de mi cartera de inversión, ya que pienso que con el tiempo veré recompensada esa prima adicional de riesgo que viene de los mercados de deuda no denominada en dólares.

Hay ciertos problemas demográficos en el mundo desarrollado occidental que me preocupan, como la caída de las tasas de natalidad y la reducción de la mano de obra. Es posible contrarrestar estos problemas con los avances tecnológicos y la productividad, pero si no lo hacemos por completo, tendríamos un porcentaje reducido de la población dedicado a la producción de bienes y servicios. En mi opinión, esta situación podría traer consigo un resultado mucho más inflacionista. Esto no ocurre en los mercados emergentes, donde el equilibrio demográfico entre la oferta y la demanda es mucho más favorable y mucho menos inflacionista.

Es cierto que los mercados emergentes son volátiles y pueden presentar problemas de liquidez.  En paralelo, muchos de ellos tienen la categoría de grado de inversión y, sin embargo, en periodos de volatilidad, solemos ser testigos de una venta indiscriminada de la clase de activo. Siempre diferenciaría entre el hecho de que los coeficientes sean positivos, lo que indica un elevado nivel de correlación en el movimiento direccional, y la magnitud del movimiento. Unas circunstancias de mercado en las que la renta variable global está sometida a una cierta presión y los diferenciales de crédito están aumentando van a afectar normalmente a los mercados emergentes. La mayoría de los activos de estos mercados se van a mover en una dirección similar, pero hemos de fijarnos en la magnitud de dicho movimiento.

Ha habido grandes diferencias en lo que respecta a la magnitud del movimiento, lo que a su vez refleja las diferencias en la calidad del crédito. Por ejemplo, en Argentina los diferenciales han aumentado en varios cientos de puntos básicos a lo largo del año, mientras que en mercados de mayor calidad, como Perú, Colombia, Polonia, Rumanía y Sudáfrica, dicho aumento ha sido mucho más moderado. El nivel de endeudamiento de estos países es más sostenible y la posibilidad de problemas de crédito mucho menor.

En Capital Group basamos nuestra labor de gestión en el análisis, por lo que tratamos de realizar una selección cuidadosa y buscar aquellos activos que, en nuestra opinión, presentan un desajuste de precios. Por ejemplo, aquellos casos en los que el crédito de gran calidad ha registrado una venta excesiva o cuando un activo de crédito comienza a alcanzar la estabilidad tras sufrir una situación de deterioro. Trato de buscar la segunda derivada, es decir, no busco que lo que va mal mejore, sino que no vaya a peor.

Ya en la práctica, un fondo que se comporta muy bien en entornos emergentes es el Capital Group Emerging Markets Total Opportunities. Su objetivo es proporcionar retornos similares a la renta variable emergente con la mitad de volatilidad. Se trata de un fondo multiactivo que contempla el universo invertible en renta variable y bonos corporativos, deuda gubernamental emitida en dólares estadounidenses y en divisa local, además de bonos ligados a la inflación.

Rob Neithart, Gestor de renta fija de Capital Group