Estamos en pleno proceso de subida de tipos de interés por parte de la FED, en medio de una “guerra comercial” entre EEUU y China y con todo el mundo mirando a la región emergente por el efecto que puedan tener uno y otro factor sobre estos países. Sin embargo, todos los expertos están de acuerdo en que la incógnita más grande ahora mismo es la guerra comercial, especialmente por el efecto que pueda tener sobre China, que cada vez tiene más relevancia en el mundo, y en el dólar. Inés del Molino, directora de ventas de Schroders reconoce que la  gestora está mirando actualmente “a la liquidez a nivel global. Nos encontramos en un mundo donde EEUU está subiendo tipos, está llevado una política muy agresiva para convertir América en lo que fue en la época de posguerra con la apreciación del dólar y donde muchas de las economías emergentes necesitan flujos internacionales para financiar sus propias economías” (…) todo ello en un entorno en el que “los balances de los bancos centrales está en modo reducción”.  

En este punto, Felipe López Gálvez, analista de Self Bank reconoce que los países que más sufrirán con el proceso de subida de tipos son las más dolarizadas (que tienen una buena parte de su deuda emitida en dólares) pues, si su divisa se devalúa “les costará más afrontar sus compromisos de pago”. Claro que, por ver el vaso medio lleno, este experto  reconoce que la devaluación de sus divisas “hará que sus productos sean más competitivos en los mercados internacionales y, por la parte de las exportaciones, podrían compensar ese perjuicio”.

La atención puesta sobre China

Si comparamos las balanzas comerciales de estas regiones en 2007 y 2017 “los países emergentes están mejor posicionados ahora. El mundo es mucho más dependiente de los mercados emergentes de lo que era antes”, explica Álvaro Antón, Country Head Iberia en Aberdeen Standard Investment.  A largo plazo, “hablamos de países con muchas fortalezas, como su población más joven, el potencial de  crecimiento de la clase media y su capacidad de consumo que se traducirá en mejoras de los  beneficios de las compañías que sean capaces de cubrir estas necesidades”, en palabras de Ricardo Comín, Deputy country head sales Iberia de Vontobel AM.

Aunque ya se sabe que hablar de emergentes en general es muy complicado pues es un “saco” donde entran países con idiosincrasias muy diferentes.

Y además está China. Una región que ha cambiado su política, está gestionando mejor sus deudas aunque se enfrenta a un menor crecimiento derivado del cambio de su economía de la exportación al consumo interno. En pro de la región, dicen los expertos, está el factor político. “Su gobernante se sigue perpetuando en el poder y, todos los problemas que han puesto en duda la  viabilidad de la economía – como la banca en la sombra, burbuja inmobiliaria, deuda… - las gestiona y las reduce”, explica Jacobo Marín, responsable del negocio institucional de Selinca AV. Y  además,  tiene una población muy amplia y de clase media que “pagan impuestos, tasas y consumen. Son gente que viajan fuera de las fronteras de China y mueve dinero”.  Aunque tiene por delante la guerra comercial que “va a ser un problema en la región para los próximos 12 -18 meses”, explica David Gladstone, Head Emerging Markets Fixed Income TREA AM.  Es por ello que desde la casa no están tan positivos con la región aunque, a corto plazo, “puede haber oportunidades tácticas derivadas de los estímulos fiscales y la inversión en infraestructuras”.

 

Por qué la inversión en emergentes debe ser estratégica y no algo de corto plazo

 

Cuando se habla de oportunidades en la región asiática, que es la de mayor crecimiento, Aurelio  Garcia del Barrio, profesor del IEB apunta que “Indonesia y Tailandia son países interesantes con un crecimiento, en el caso de la primera, por encima del 4-5%”. En Aberdeen Standard Investment además de China buscan “países que no estén ligados a las exportaciones e importaciones con EEUU y que sean más consumo crecimiento”. Es por ello que China supone un 30% de sus carteras frente al 15% de India e Indonesia. Gladstone afirma estar muy positivo con la evolución del precio del petróleo en los próximos 6-12 meses y “hay países como Angola o Ecuador que, aunque son pequeños, la mayoría de su exportación es petróleo  y se verán beneficiados de su revalorización”.

Invertir en emergentes, ¿a través de deuda o de acciones?

Si se echa un vistazo a los retornos que ha tenido este año la región, tan sólo Argentina, Australia y Hong Kong cotizan en negativo en lo que va de año frente a revalorizaciones de más del 8% en países como Colombia o Brasil. Y eso después de un 2017 que fue el mejor año que se recuerda desde la crisis de los mercados emergentes.  

Este año, la región ha recibido flujos por valor de 50.000 millones de dólares  y, en el segundo trimestre, que fue complicado, entraron 5.000 millones positivos netos. Con lo que “aunque la liquidez a nivel global se esté reduciendo, el flujo de inversión del inversor institucional sobre estos mercados sigue siendo potente”, dice Antón.  

En este punto es importante diferenciar el comportamiento del inversor particular del institucional. En Selinca AV creen que en la región existe el denominado “Home Bias”, esto es, cada vez hay más compradores en los propios países y en el momento en que viene la volatilidad, son los primeros en salir. La experta de Schroders cree que hay que diferenciar entre la reacción del inversor institucional en emergentes y el inversor minorista porque “sigue existiendo la creencia, por parte del cliente particular, de que la inversión en emergentes es la parte más arriesgada de la cartera y muchas veces no es así. El cliente institucional, por otra parte, se ha convenido de que los emergentes son, estratégicamente, una parte prioritaria de sus carteras”.  En este sentido uno de los  grandes retos del sector es conseguir trasmitir al cliente final que la inversión en emergentes no tiene por qué estar asociada a una gran volatilidad si el objetivo de la inversión es a largo plazo.

A la hora de decidir si la mejor opción es la renta fija o la renta variable, Antón reconoce que, “para el inversor español, la renta fija emergente corporativa es la mejor opción porque es el primer paso a ese inversor “turista” y es el activo que mejor ha aguantado toda la crisis”. A esto además habría que añadir el apellido “divisa fuerte” pues para invertir en divisa local “tienes que estar muy capacitado para gestionar la volatilidad, ya que es el activo más volátil dentro de emergentes”.

Más allá de la selección de renta fija o renta variable emergente para las carteras  - que obviamente depende del perfil de riesgo que esté dispuesto a asumir cada inversor –  “lo importante es entender las carteras y las compañías en las que se invierte y, en el caso de los bonos, se deben escoger bien las emisiones que se seleccionan con carteras bien diversificadas y donde la gestión activa es muy importante”, asegura Comín.

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