Se acerca el fin del 2020, año en el que ha habido un crecimiento continuo de la emisión de bonos, alcanzando los 500 billones de dólares de nuevas emisiones, es decir, un 64% más que las emisiones de 2019. Además, ya no sólo son el dominio exclusivo de los bancos de desarrollo y agencias supranacionales, sino que ahora las empresas y los soberanos también han participado en este mercado.

Si bien septiembre fue el mes de mayores emisiones en la historia, con 91.800 millones de dólares de emisiones, octubre no se quedó atrás y fueron de 83.500 millones. Pero vino noviembre y en medio de una exuberancia inusitada, también hubo impulso en este sentido con emisiones de 54.100 millones de dólares.

Para ponerlo en contexto, el volumen de las emisiones de estos últimos 3 meses supera el volumen de todo 2018, que fue de 180.000 millones de dólares. Pero a diferencia de aquel año, esta vezlos bonos verdes han destacado, incluyendo los emitidos por Suecia y Alemania y el primer bono soberano de sostenibilidad emitido por el Ducado de Luxemburgo.

La emisión de bonos sociales se ha convertido también en el centro de atención, con un incremento interanual del 894%. Recientemente se emitió el primer bono soberano del mundo basado en los ODS de las Naciones Unidas, centrado en proyectos sociales para 1.345 municipios de México, que fueron seleccionados debido a sus tasas de analfabetismo y asistencia escolar, por el nivel de acceso a servicios de salud y falta de drenaje o agua potable. También varios fabricantes de automóviles están emitiendo bonos verdes para respaldar la transición a vehículos eléctricos, tales como Daimler, Volvo y hasta Wolkswagen.

Los gestores si que han considerado en sus modelos las implicaciones de la "G" en los beneficios futuros, ya que una buena gobernanza del equipo gestor es sumamente importante para los accionistas de esas empresas. Sin embargo, a menudo se ha pasado por alto las credenciales sociales debido a la dificultad de cuantificar con precisión. Siin embargo, desde el comienzo de la crisis-covid son los factores sociales los que definitivamente han pasado a primer plano: el capital humano nunca ha sido más importante que ahora, con muchos empleados trabajando de forma remota y con el bienestar del personal como prioridad en la agenda de los empleadores. Hemos visto emisiones récord en el mercado de bonos este año, con empresas que aprovechan un mercado pujante para fortalecer sus balances. Y gran parte de estas emisiones se han realizado en forma de bonos relacionados con ESG, como ya se han dado ejemplios.

"Nos alienta que, a pesar de la pandemia, la tendencia hacia la inversión ESG está en ejor forma que nunca", comentaba Jonathan Owen, gestor de fondos de la boutique Twenty Four Asset Management - Vontobel.

La inversión ESG se consideraba a finales de 2019 el tema más importante para 2020, junto con los fondos temñáticos, pero la pandemia lo impulsó más aún. Los flujos a estas estrategias así lo demuestran. Al comparar flujos hacia diferentes tipos de fondos, como se observa en el siguiente gráfico, las suscripciones a mandatos sostenibles han sido más estables y consistentes que las de los mandatos no sostenibles. Además, a pesar de la volatilidad del 4T2018 y del 1T2020, todo indica que los inversores se muestran reacios a retirar dinero de estas estrategias.

Según Ben Kelly, analista senior de temáticas y responsable de inversiones en Columbia Threadneedle Investments, de cara a 2021 espera que el crecimiento en estos bonos sociales y verdes continúe, con emisiones incluso en hidrógeno verde, considerada por muchos la posible solución a la energía limpia para descarbonizar sectores económicos difíciles de abatir.