Los inversores españoles han dado históricamente la espalda a las inversiones alternativas en sus carteras en favor de la renta fija, la auténtica estrella en nuestro país. Si la asignación media en los portfolios de los planes y fondos de pensiones europeos a este tipo de activos no tradicionales es de un 20%, en el caso de nuestro país ese porcentaje apenas supera el 5%. 

Lucía Catalán, directora de Goldman Sachs Asset Management Third Party Distribution para Iberia y Latam, considera que  hay razones que explican esta diferencia con Europa y que son muy claras. “En general, el perfil del inversor español es más conservador que el de nuestros vecinos, lo que genera cierto sesgo hacia clases de activo tradicionales. Esto, unido al hecho de que las tasas de interés en los depósitos – producto que encaja bien con dicho perfil conservador – han sido, hasta hace no tanto muy atractivas para el ahorrador medio, explica en parte este diferencial en la proporción de inversiones alternativas de las carteras”, señala la experta a Estrategias de Inversión.

Cyril Freu, gestor del fondo DNCA Miuri, de Natixis Global AM, opina que “muchos inversores españoles conservadores o de perfil moderado han sido capaces durante mucho tiempo de  conseguir retornos muy decentes con niveles de volatilidad razonables, con lo que no tenían la urgencia de diversificar sus carteras introduciendo este tipo de activos”. En otras palabras, ha sido cuestión de necesidad y hasta ahora esa necesidad no había existido.

Pero la situación ha dado un giro copernicano tras la crisis financiera. Las políticas expansivas de los bancos centrales en estos últimos años han hundido la rentabilidad de la renta fija. Solo hay que echar un vistazo a los cupones negativos de los bonos de algunos países de la eurozona y, es más, de algunas empresas para comprobarlo

La situación no es solo complicada para la renta fija. También para la renta variable. Freu comenta a  Estrategias de Inversión que “invertir se ha convertido en un reto en estos momentos. Los mercados han subido mucho y las valoraciones de muchas acciones están ahora más caras que hace unos meses. Los bonos de los gobiernos, así como la deuda corporativa, están caros en Europa, con rentabilidades cercanas a sus mínimos históricos y la liquidez genera una rentabilidad negativa. En este contexto, las estrategias alternativas deberían considerarse como una fórmula muy importante para diversificar”.

La situación no es puntual y todo indica que este nuevo mundo ha llegado para quedarse.  Todos los expertos consultados por Estrategias de Inversión tienen claro que las rentabilidades bajas van a continuar durante muchos años. Nadie espera que los tipos de interés vayan a alcanzar niveles elevados ni en el corto ni en el medio plazo, con lo que no es previsible que los inversores se vayan a conformar con retornos muy inferiores a los de la época anterior. En este entorno, el sector cree que las inversiones alternativas se van a convertir en una pieza clave  en los próximos años.

Mayor rentabilidad

Pero, ¿por qué los resultados de una cartera que haya incorporado este tipo de activos son mayores? Magnus Spence, director de inversiones alternativas de Jupiter AM, asegura a Estrategias de Inversión que entre las virtudes de este tipo de activos destaca la capacidad de descorrelacionar los activos en los que estamos invertidos. Por eso , “cuando las inversiones alternativas se combinan con tradicionales suele producir unos retornos mejor ajustados por el riesgo. En otras palabras, nos permite una conducción más serena”.

 

Las inversiones alternativas

 

¿Qué son las inversiones alternativas?

Pero, ¿de qué hablamos cuando nos referimos a inversiones alternativas? El mercado se refiere básicamente a aquellos activos que no se pueden englobar en las categorías tradicionales.

Como señala Puy Carazo, responsable de fondos de inversión de Deutsche Bank Wealth Management, nos referimos a cinco grandes categorías:

Activos reales:  mercado inmobiliario, infraestructuras, recursos naturales, materias primas, activos intangibles (propiedad intelectual por ejemplo)

Hedge Funds: vehículos de inversión que usan de forma activa derivados, apalancamiento, posiciones cortas y otras estrategias no tradicionales.

Private Equity o Capital Riesgo: inversiones en deuda y acciones que no cotizan públicamente.

Productos estructurados: como obligaciones de deuda colateralizadas (CDOs), derivados de crédito, creando perfiles de rentabilidad / riesgo específicos, segmentando los flujos de caja de las inversiones tradicionales o ligando los retornos a uno o más valores de mercado.

Es decir, estrategias y productos difíciles de acceder, gestionar y comprender por un inversor no profesional.

Se trata de herramientas muy sofisticadas que no solo aportan una mayor rentabilidad y una menor volatilidad a las carteras. Puy Carazo, comenta a Estrategias de Inversión que “suelen tener una distribución de resultados distinta a la tradicional  vinculada a su poca actividad de negociación (incluso iliquidez), sus pagos no lineales y al apalancamiento que utilizan. Esto permite a los inversores diversificar sus estrategias y reducir el riesgo global al combinarlos dentro de su cartera”.

A pesar de todos elementos de sofisticación, Magnus Spence considera que “tienen menos riesgos que la bolsa, al menos”.  ¿Quiere decir esto que se trata de una inversión segura y exenta de riesgo? En absoluto. Para Carazo, “la gestión alternativa implica asumir riesgos distintos, lo vemos simplemente al pensar en las características de los distintos tipos de inversiones alternativas que podemos tener”.

Asignación a inversiones alternativas

Tipos de inversiones alternativas

En BNY Mellon consideran que en estos momentos las oportunidades más interesantes dentro de este universo están entre “los activos de infraestructuras y los de energías renovables, que son probablemente los que tienen más posibilidades de generar rentabilidades estables en un periodo de doce meses”. En su último informe, los expertos de la firma creen que “desde que el presidente estadounidense, Donald Trump, se comprometió a invertir un billón de dólares en la renovación y el desarrollo de los servicios básicos del país a lo largo de los próximos años, las infraestructuras han ganado popularidad como tema de inversión”.

En opinión de esta gestora americana las energías renovables también son una opción interesante. Consideran que “pueden ofrecer flujos de caja estables a largo plazo con buena visibilidad, vinculados a la inflación y muy poco sensibles al ciclo económico”, explican aunque afirman que suelen pasarse por alto por muchos inversores.

Otras opciones para esta firma serían los préstamos tanto en Estados Unidos como en Europa, ya que los impagos siguen en tasas muy bajas por los bajos tipos de interés en las dos regiones.

Magnus Spence, de Jupiter AM a su vez cree que en este momento son muy apropiados los fondos long short, que aunque han demostrado que también lo suelen hacer cuando se producen correcciones. “Con los mercados de renta variable y renta fija en máximos históricos, este tipo de fondos, que tienen una exposición cero a los mercados, son quizá el lugar para invertir en el futuro, particularmente para aquellos inversores que ya tienen exposición a los mercados”.

En Deutsche Bank Wealth Management señalan que están positivos en Hedge Funds, sobre todo en estrategias de arbitraje de fusiones ya que siguen creyendo que la actividad corporativa seguirá fuerte mientras la economía vaya bien y el crédito sea accesible.

En la firma también apuestan por en estrategias discrecionales macro y CTAs. Explica Puy Carazo que “aunque estas estrategias están recibiendo algunos frenos en la actualidad, somos positivos a medio plazo. Los gestores de estrategias macro afrontan, posiblemente de manera temporal, un cierto retroceso debido al aplanamiento y posterior aumento de pendiente de la curva tipos americana”.

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