¿Luz al final del túnel? Esa es la pregunta que se están planteando los principales fabricantes de automóviles en Estados Unidos. La paulatina mejora de la economía estadounidense, con el descenso del paro y la consecuente contratación de personal en la mayoría de los sectores, incluido el automovilístico, ha llevado a la industria del motor allí a respirar un aire mucho más limpio del que se estaban nutriendo durante los meses anteriores. O eso se pensaba.

Incluso en la comparecencia de Ben Bernanke el pasado 1 de julio se hizo especial mención a la mejoría del sector del automóvil, llegando incluso a situarse en las mejores cifras desde hace 5 años. Política de estímulos, más crédito y, por consiguiente, más acceso a las familias a poder adquirir coches menos grandes (cuya demanda siempre ha sido más alta en Estados Unidos) y más sencillos.


El sector del automóvil en Estados Unidos manifestó una importante mejora en cuanto al nivel de ventas en el pasado mes de julio. Los ingresos de Ford y Chrysler se incrementaron en un 11%.

Las ventas de vehículos grandes han descendido un 12,7% con respecto al mismo trimestre del año pasado, mientras que la venta de los más pequeños se ha incrementado un 16,1%. Esta subida también se hace palpable con el incremento de ingresos por rancheras (pickup) que ha ascendido un 17,8%.



De hecho, Ford, la segunda empresa de automóviles más importante de Estados Unidos obtuvo 1.233 millones de dólares de ganancias. El incremento en su beneficio estuvo respaldado también por una mejora en el volumen de ventas en todo el mundo, que ascendió un 15%. Entretanto, las ventas General Motors también  crecieron un 4,5% en el segundo trimestre del año obteniendo un beneficio de 1.200 millones de dólares. Por su parte, Chrysler subió sus ventas con respecto al segundo trimestre de 2012 un 8,2%. (Ver gráfico)


Presión oriental

Sin embargo, este escenario planteado por las empresas y la Fed puede estar ligeramente distorsionado por factores con los que no se han contado y el actor principal se encuentra en Oriente, en el mercado automovilístico japonés.

La debilidad del yen, que se ha depreciado hasta en un 25% con respecto al dólar, ha llevado a las principales firmas japonesas a tener una cuota de mercado superior a la del segundo trimestre del año 2012. Esa devaluación del yen con respecto al dólar ha llevado a Honda, Toyota, Mazda y Hyundai a tener mayor competitividad y, por tanto, a exportar sus modelos a todas las partes del mundo con más facilidad que las compañías estadounidenses.

La cuota de mercado de las empresas norteamericanas mantiene un nivel parecido a la que registraron en junio de 2012: la de General Motors cayó 0,4% con respecto al segundo trimestre del pasado año y la de Chrysler descendió un 0,1%. Solo Ford consiguió incrementar su cuota un 0,6%, con respecto al mismo periodo del año pasado.

Por su parte, las japonesas han incrementado su cuota de mercado de forma mayoritaria con una media del 0,1% con respecto al mismo trimestre del pasado año. Únicamente KIA ha descendido un 0,4% este nivel en relación al mismo periodo del pasado ejercicio.

Opciones de inversión

Para el grupo de analistas de Citigroup, hay dos empresas que son buenas opciones para invertir. La primera de ellas es General Motors. La recomendación es de sobreponderar porque se trata de una compañía sólida y el sector está mostrando esos signos de mejora. La tendencia alcista de la industria automovilística y la demanda de la compañía, hace que sea una inversión atractiva.

Por otro lado, la segunda empresa que recomiendan los expertos de Citigroup es Ford. Al igual que sucede con General Motors, la mejora del mercado automovilístico provoca que Ford, por su volumen de negocio, sea una apuesta segura. Además, las acciones mantienen una tendencia alcista desde el verano de 2012 y las estimaciones indican que aún no ha alcanzado su tope.