FCC se convierte en el valor más castigado de la sesión. Los fuertes descensos se suceden a raíz de la presentación del concurso de acreedores de su filial Alpine.


La maltrecha filial austríaca de FCC, anunció este martes que prepara un concurso de acreedores después de que las negociaciones con los bancos para recibir una nueva inyección de liquidez y una quita de su deuda no hayan fraguado
. La deuda financiera de la compañía asciende a 450 millones de euros, lo que la empresa austríaca pretendía superar con una quita parcial de su deuda y una nueva inyección de capital por parte de la matriz FCC. Los bancos acreedores ya le habían condonado cientos de millones de euros de deuda y FCC había inyectado unos 200 millones de euros, pero fue insuficiente para salvarle del hundimiento.

El naufragio de la filial se lleva consigo casi un 4% del valor de FCC en bolsa. Los títulos de la compañía presidida por Esther Alcocer Koplowitz, cotizan a 7,52 euros. Esta caída conlleva la pérdida del soporte de 7,80 euros y no hace otra cosa que empeorar el mal aspecto técnico que tiene FCC, que se configura como una de las acciones más bajistas del Ibex 35 este año (pierde un 24%). Por abajo, los siguientes niveles que podría visitar serían los “7.44 y 6.95 euros”, indican desde Cortal Consors. De hecho, Luis Lorenzo, analista de Dif Broker, afirma que “sólo si volviera a alcanzar los 12,30-12,40 euros se podría pensar en algún síntoma de cambio (lo que requeriría de una subida del 65%). En el corto plazo, si volviera a recuperar los 8,60 euros daría una pequeña señal de entrada con objetivo en 9,20 y 10 euros, donde dejó un hueco a la baja al perder la antigua directriz bajista”, aunque hay que tener en cuenta que es un valor con una beta muy elevada, por lo que sólo es apto para los perfiles más arriesgados.




FCC también está atravesando por un complicado momento debido a su elevada deuda. Su deuda neta asciende a 7.016 millones de euros, lo que ha llevado al grupo a presentar un agresivo plan estratégico 2013-2015 con el que pretenden reducir este agujero en 2.200 millones. Pablo Ortiz, analista del sector de la construcción e infraestructuras de Interdin, explica que “hoy en día es de las constructoras más endeudadas a causa de la grave exposición a la economía doméstica y la pasividad en la gestión durante una serie de años en los que habría podido hacer más con respecto a operaciones corporativas. Ha tardado en reestructurar el balance y también le ha penalizado su mayor exposición al cliente público en España”. De hecho, para evitar más salida de caja, su nuevo plan estratégico también contempla la suspensión del dividendo hasta que la compañía vuelva a beneficios, lo que pronostican hará en 2015, cuando está previsto que obtengan un beneficio de 170 millones de euros.