Quizá por eso los investigadores de la Universidad de Seton y Yeshiva, que son los que han decido centrarse en
este objeto de estudio, lo han titulado: “Buenas noticias para Apple
y malas para Zynga”.
En el estudio los investigadores han sido capaces de demostrar que las compañías cuyo nombre comienza con letras del principio del alfabeto se suelen negociar con más frecuencia y con mayores valoraciones que aquellas cuyo nombre está al final del abecedario. Esto se explica por “la tendencia de los inversores individuales en comenzar a explorar las opciones por orden alfabético, en lugar de explorar todas las opciones”, aseguran.
Es más, aseguran que “esas conductas perezosas en el proceso de inversión, alimentadas por una sobreabundancia de información tienen un significativo impacto en la evolución de los mercados”.
Los autores de este trabajo analizaron todas las cotizaciones del NYSE, AMEX y Nasdaq entre 1985 y 2012 y descubrieron varias cosas interesantes entre las que destacan:
- Después de controlar otros factores, la frecuencia de negociación de las acciones por las que comienza el alfabeto es un 1,7% mayor que cuando hablamos de las últimas.
- El precio/ valor en libros de las primeras compañías es un 6,1% superior a las últimas
- El factor abecedario inició su aparición a partir de 1998, coincidiendo con un aumento del acceso a internet, el aumento de la información disponible y la posibilidad de operar a través de la red.
- Los inversores instituciones son más propensos a verse afectados por el factor abecedario que los institucionales.
Según los autores esto indica que “muchos inversores no actúan de forma racional”, Lo que ocurre es que muchos inversores buscan opciones hasta que encuentran una que sea “aceptable”. Esto iría en contra de una actitud en la que se evalúan todas las opciones de inversión para decidir finalmente la más adecuada, y no sólo la primera aceptable que aparece. Y esto suele ocurrir con más frecuencia entre los que buscan por orden alfabético que entre los inversores que filtran sus búsquedas.
“Los inversores minoristas no deberían tomar decisiones como si estuvieran comprando productos en sitios como Amazon. Es más, en lugar de eso deberían buscar servicios de búsqueda de información que proporcionaran más datos y más variados o considerar buscar asesoramiento profesional”, recomiendan los autores de este informe.
Entre los hallazgos de estos expertos también destaca que cuando las empresas cotizadas han cambiado su nombre desde nombres que empezaban por el final a por letras del principio del alfabeto han ganado en liquidez y valoración.
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