En la actualidad no pasa por su mejor momento, acosada por cambios regulatorios y su histórica salida del Dow Jones Industrial. Sin embargo, hasta en sus peores momentos, los expertos creen que la que una vez fue uno de los mayores monopolios de Estados Unidos sigue teniendo atractivo, sobre todo si lo que busca es una fuente de ingresos vía dividendo. Más allá de eso, el escenario de la empresa no es el más atractivo.


Si algo ha hecho
AT&T en su historia ha sido cambiar. Su vida ha estado forjada por compras, fusiones y múltiples adaptaciones a las nuevas tecnologías y a la legislación. Así, en el siglo XX pasó por el crecimiento y el monopolio que duró más de 20 años y que acabó por decisión administrativa en 1982. En pleno auge del liberalismo estadounidense bajo el mandato de Ronald Reagan, la empresa se vio obligada a vender parte de su negocio local y quedarse, tan solo, con las llamadas a larga distancia en favor de competidores como MCI y Sprint.

Desde ese momento la ley les obligó a ir reduciendo su participación en algunos negocios. De estos cambios nacieron compañías archiconocidas y cotizadas, como Lucent Technologies. Finalmente, en el año 2000, el Estado obligo a AT&T a dividirse en tres empresas.

En la actualidad, la AT&T que acaba de dejar el Dow Jones es el segundo mayor operador de telefonía móvil e internet del país. Con una capitalización de algo más de 170.000 millones de dólares y 120 millones de usuarios, la empresa sólo mira desde abajo a Verizon. A pesar de todo la diferencia de valor en bolsa entre ambas no es muy elevada, de apenas unos 30.000 millones de dólares.

La rabiosa actualidad de la compañía está marcada básicamente por sus ansias de expansión en el mercado latinoamericano y su lucha contra la legislación que intenta imponer la administración Obama y que en los medios internacionales se ha dado en denominar como net neutrality (neutralidad de la red en español).

Sin embargo, como dice el refranero español, los últimos movimientos de la operadora en los últimos meses lo que intentan es hacer de la necesidad virtud. Si el mercado móvil le está poniendo límites, la empresa está intentando crecer y diversificarse, de nuevo. No podía ser de otra manera, para una compañía que puede atribuirse el haber nacido del propio descubridor del teléfono y que lo ha sido todo en el sector.

En su plan estratégico, la compañía ha destinado 50.000 millones de dólares para realizar compras fuera de Estados Unidos, algo que no ocurría desde hacía una década. En la actualidad ya ha dado sus pasos en el mercado mexicano, en el que competirá con America Móvil y Telefónica.


Los analistas que miran a la empresa con buenos ojos creen que para finales de este año, AT&T será una compañía mucho más diversificada, con muchas más fuentes de ingresos y con presencia en más mercados.

Sin embargo no hay que olvidar que perder de vista que otros analistas creen que esta estrategia tiene que dar resultados y que no se puede vender la piel del oso antes de cazarlo. El historial de esta compañía lo dice todo; su beneficio por acción en los últimos cinco años ha caído cada ejercicio alrededor de un 10%, el Ebitda se ha reducido casi un 5% y las ventas sólo se han incrementado de media un 1,5% por año.

Por si fuera poco, su revalorización anual en bolsa en cinco años ha sido de algo menos de un 4%. Una cifra que es menor que la de la industria a la que pertenece y que la del S&P 500.

El consenso no espera grandes sorpresas en sus cifras este año si hablamos de ventas, aunque el beneficio podría más que duplicarse hasta 13.100 millones de dólares.

En este sentido, los inversores podrían estar de enhorabuena, ya que uno de los grandes atractivos de esta acción es su rentabilidad por dividendo que, en estos momentos, ronda el 5,7%, muy por encima de la media de la bolsa estadounidense.

AT&T



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