La autoridad monetaria mantendrá el ritmo de la retirada de los estímulos monetarios a la economía, tal y como ya se ha anunciado. De esta forma, si no hay ningún cambio imprevisto en los próximos meses, el tapering podría finalizarse en otoño.

Ya lo había anunciado su antecesor en el cargo, Ben Bernanke, cuando anunció que comenzaba la retirada de estímulos. Hay que recordar que en la actualidad, y después de dos revisiones, la FED está compra bonos del tesoro y otros activos ligados al sector inmobiliario , MBS (Mortgages Backed Securities), por valor de 60.000 millones de dólares al mes.

Antes de iniciarse el proceso del tapering las compras mensuales de la FED eran de 85.000 millones de dólares cada mes. Estos programas QE que puso en marcha Bernanke han expandido el balance de la FED hasta superar en la actualidad los 4 trillones de dólares.

Dudaban los expertos si Janet Yellen podría anunciar una ralentización en el ritmo de la retirada, sobre todo por los débiles datos económicos conocidos en los últimos meses. Hay quienes piensan que este empeoramiento podría deberse al mal tiempo, que es el argumento que se ha usado desde que el pasado mes de diciembre se tuviera constancia de este empeoramiento de las cifras.

Aunque lo cierto es que Estados Unidos se ha enfrentado al invierno más duro de los últimos 20 años, la verdad es que hay muchos expertos que piensan que el frío ha pasado a ser una excusa que no lo tapa todo.

En el testimonio ante el Senado del país, Yellen ha afirmado que “el inusual frío de este invierno ha tenido algo que ver”. Aún así ha apuntado que “lo que necesitamos hacer, y lo que haremos en las próximas semanas, es intentar saber mejor qué parte de esos malos datos pueden ser explicados por la climatología y qué proporción, si hay alguna, se debe a un debilitamiento de las perspectivas económicas”, ha explicado la sucesora de Ben Bernanke.

En cualquier caso, Yellen ha asegurado –y eso ha gustado a los inversores- que si hay algún cambio significativo en las previsiones, los miembros de la FED están abiertos a considerar una ralentización en la aplicación del tapering.
Además de la retirada de estímulos, los mercados siguen muy interesados en el calendario de subida de tipos de interés en Estados Unidos. En la actualidad la autoridad monetaria lo condiciona a que se den dos condiciones. La primera es que la tasa de paro se sitúe por debajo del 6,5% y que la inflación a largo plazo supere el 2%.

Por el momento parece claro que la primera de las dos cuestiones será cuestión de poco tiempo, ya que en enero ya se alcanzó el 6,6%. De hecho, la propia Janet Yellen, una experta en el mercado laboral asegura que la tasa de paro ha dejado de ser fiable debido a que la caída de la tasa de actividad ha distorsionado este indicador. Por eso hace apenas unas semanas se conocía que en la última reunión se había hablado de la posibilidad de modificarlo –modificar el forward guidance-. (Ver: La FED podría cambiar el Forward Guidance)

La tasa de inflación a largo plazo ha estado por debajo del 2% desde mayo del año pasado y se encuentra en estos momentos en el 1,1%. Por eso tanto Bernanke como Yellen siguen repitiendo que los tipos de interés seguirán bajo mucho tiempo después de que el paro baje del 2,5%.