La Unión Europea está autorizando a los Estados Miembros a implementar, con carácter temporal, mecanismos imprescindibles para garantizar la seguridad de suministro de los sistemas eléctricos ante el desarrollo de las energías renovables. España tiene ahora la oportunidad de acelerar su implementación, como lo están haciendo otros mercados energéticos europeos, para asegurar el cumplimiento de los objetivos de descarbonización en el marco de la transición energética.

Según el informe “Integración de las Tecnologías Renovables en la Transición Energética”, elaborado por  PwC para Fundación Naturgy, España debería “buscar soluciones transitorias para diseñar un mercado que reconozca el valor del respaldo, y tramitarlas con celeridad, para que el desarrollo de potencia renovable previsto no se vea afectado”, explica Oscar Barrero, socio líder del Sector Energía de PwC y coautor del informe. 

La autorización de la UE para implementar temporalmente mecanismos de respaldo se debe conseguir, de forma expresa, tras un proceso de tramitación en el que se analiza su necesidad e idoneidad, y que puede durar hasta dos años. “A esto hay que añadir que, para comenzar su tramitación, el tipo de mecanismo debe estar detalladamente diseñado de forma previa”, según indica Alberto Martín, director del área del Sector Energía de PwC y autor también del documento, que detalla además los modelos que se aplican a nivel internacional para asegurar capacidad de respaldo.

“En el nuevo escenario de transición energética, tienden a desaparecer modelos de mercado basados sólo en la venta de energía y cada vez se reconocen más otros servicios, como el de  respaldo, que hace posible la integración de las renovables”, explica Barrero. 

Un respaldo necesario para un suministro fiable y de calidad

Ante los objetivos ambiciosos de descarbonización para 2050, los autores recuerdan que “las instalaciones renovables, dependientes de recursos naturales y, por tanto, intermitentes, no son gestionables y no siempre pueden asegurar estar disponibles para entrar a operar cuando se necesita energía. En este contexto, la seguridad del suministro se convierte en una variable clave del sistema eléctrico y se hace  necesario asegurar la existencia de soluciones de respaldo, así como su sostenibilidad”, afirma Barrero.

Según indica Martín, “tradicionalmente, el diseño del sistema eléctrico se basaba en el equilibrio entre la seguridad de suministro y la eficiencia en costes, de cara a tener energía de forma segura y a precios asequibles para el consumidor. Ahora, a esto hay que añadir la preferencia porque esta energía sea de origen renovable, en línea con los compromisos internacionales”.

Actualmente existen tres alternativas de integración de renovables para garantizar la seguridad de suministro en el sistema eléctrico: la  gestión de la demanda, un mecanismo todavía pendiente de definición, para que los consumidores puedan reducir su consumo de forma voluntaria o programada; el almacenamiento, cuyo desarrollo tecnológico a día de hoy no garantiza un coste competitivo; y la capacidad de respaldo, con plantas de generación que permiten que haya suficiente potencia disponible para cubrir el suministro en momentos de máxima demanda o mínima generación renovable. Según el informe, las tecnologías térmicas son actualmente las más adecuadas para dar este servicio y, más concretamente, los ciclos combinados de gas natural.

El propio PNIEC, elaborado por el Ministerio, reconoce la importancia de la potencia de respaldo para el sistema eléctrico nacional, y señala que en el año 2030 debe permanecer en el sistema toda la potencia de ciclos combinados. Asimismo, reconoce que para habilitar la integración de las renovables comprometidas es necesario instalar 6 GW de almacenamiento (3,5 en forma de bombeo y 2,5 de baterías) e impulsar la flexibilidad y la gestión de la demanda. Sin embargo, no existe un contexto de mercado que incentive estas tecnologías a contribuir al cumplimiento de los objetivos establecidos en el PNIEC.