El estrés de los mercados financieros españoles ha aumentado hasta el 0,32 a mediados de febrero desde el 0,23 en el que se situaba a finales de 2021, según la nota de estabilidad financiera correspondiente al mes de enero elaborada por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

Este aumento se debe a la intensificación de algunas fuentes de incertidumbre importantes como la geopolítica y la ligada a las expectativas de inflación, que han dado lugar a aumentos en la volatilidad en los mercados de renta variable, intermediarios financieros o deuda, entre otros.

El principal indicador de la Bolsa española, el Ibex 35, se ha visto afectado por estos factores, aunque algo menos que otros mercados. El selectivo cedió un 1,6% hasta mediados de febrero, unas pérdidas menos abultadas que las de otros índices como el MIB italiano o el Nasdaq, con el 3,4% y el 11,9%, respectivamente.

La CNMV ha explicado que esto puede deberse a que el Ibex 35 un mayor peso de las compañías de sectores que se vieron impulsados por elementos como el levantamiento de las restricciones en Europa, la mejora de las perspectivas de las economías latinoamericanas y la expectativa de subidas de los tipos de interés.

Por otra parte, los mercados de deuda se tensionaron de forma similar a otros mercados europeos, con aumentos en las rentabilidades de los activos de vencimiento más largo y en las primas de riesgo.

Los rendimientos de la deuda pública de la mayoría de las economías europeas cerraron 2021 con alzas en la mayor parte de los plazos de la curva, una tendencia que ha continuado en enero y febrero.

Los de la deuda privada también se han incrementado en todos los tramos de la curva, aunque las alzas se concentraron en mayor medida en los más largos, que se ven más afectados por la previsible disminución del importe de los programas de compras específicos del Banco Central Europeo (BCE).

Las primas de riesgo se mantuvieron en niveles reducidos durante 2021 tanto del sector público como del privado, si bien en el primero esta repuntó debido a la ralentización de la recuperación de la economía española.

Las fuentes de riesgo más relevantes son el recrudecimiento del conflicto en torno a Ucrania y el repunte de la inflación, que lleva aparejado un giro de la política monetaria. Estas ya han tenido consecuencias importantes en la evolución de los mercados financieros y su intensificación podría generar efectos desestabilizadores y espirales negativas de contagio.

Así, los riesgos de carácter financiero son los de mercado y de liquidez, que se unen al de contagio, cuya relevancia es mayor en episodios de aumento de la incertidumbre.

El riesgo de mercado ya ha materializado parcialmente en los mercados de renta variable, que han registrado ajustes "notables" en las cotizaciones que habían experimentado revalorizaciones más intensas en el periodo reciente, aunque en Europa este riesgo es menos relevante porque las valoraciones están más ajustadas.

Sí puede ser importante en los mercados de renta fija, sobre todo en un escenario de aumento más intenso y cercano en el tiempo de los tipos de interés, según ha señalado la CNMV. El riesgo de liquidez también es destacable en este contexto, especialmente en los activos de peor calidad crediticia.

Otras fuentes de incertidumbre a tener en cuenta son la evolución de la pandemia, que ha ido perdiendo protagonismo; las incertidumbres en la relación comercial entre Estados Unidos y China o las tensiones persistentes de la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE).