El Brexit no se trata de una lógica, sino de una emoción” así abría la charla Josina Kamerling, reconocida experta europea y especialista en cuestiones relativas al proceso de Brexit. Es muy difícil encontrar el punto de negociación debido a la existente sensación de abandono de los ingleses, que se suma a un claro deterioro que, según expertos británicos, tardaría más de una década en solventarse.

Un aspecto relevante sobre la salida de Reino Unido, es el favorable contexto  que se va a presentar para otros países de la Unión en materia económica. París, Dublín y Luxemburgo podrían beneficiarse de este proceso debido al nuevo sistema de “buenas prácticas” mediante el cual, la Banca de Inversión Europea y el Fondo Internacional Europeo aumentarán las ayudas a otros países al tiempo que disminuirán las prestadas a Reino Unido. España y Portugal recibirán también mayor inversión.  

Hablamos ahora del “efecto holandés”, y es que el primer ministro, Mark Rutte, se está mojando en conferencias y entrevistas recientes declarando Holanda como el tercer poder de la UE tras la salida de Reino unido, por debajo de la unión franco-alemana. Además, se habla de una posible unión nórdica que plante cara a la supremacía de Francia y Alemania, esto impactaría claramente a los mercados financieros.

En el mercado global actual prima la incerteza geopolítica, es por ello que ahora más que nunca se necesita el apoyo de la CFA como organismo capaz de mirar las diferencias europeas y detectar la fragmentación. Desde la institución apuntan a Asia como referente económico para el continente europeo, debido a las regulaciones que aúnan a los supervisores financieros, lo que supone un claro avance.

Siempre han existido diferencias en materia de regulación entre ambas partes. Inglaterra basa su sistema en el derecho común, cuya característica principal es la flexibilidad, es por esto que los ingleses sienten reticencias hacia el sistema europeo basado en el código civil napoleónico, lo que se transformó en el gran detonante de conflictos.

Según indica Josina, no va a haber un Brexit Soft, la salida de un país del continente va a tener duras consecuencias para el mercado. No es posible crear una nueva relación entre Europa y Reino Unido debido a que el tratado no deja margen para divergencias. El sentimiento de posibles salidas futuras provocadas por este acontecimiento se va disipando.

La ESMA ha establecido un régimen de equivalencia que supone acatar la regulación del organismo, que ha fijado un periodo de 12 meses para vender en mercados europeos, lo que puede poner en jaque a los responsables de las empresas. Las grandes afectadas por esta medida serían las empresas londinenses.

La salida de Reino Unido son etapas, no una revolución. El proceso de transición va a ser una época de gran incertidumbre para el país, que tendrá que acatar las decisiones del contienen sin poder votarlas. “Cuando la política tiene la última palabra, las emociones se apoderan del proceso y reina la incertidumbre”.