El Banco de España ha constatado que el sector bancario español cuenta con una adecuada capacidad de resistencia para absorber el impacto que tendría en su solvencia un hipotético escenario severo de deterioro de las perspectivas macroeconómicas como consecuencia de la invasión rusa en Ucrania y la escalada de la inflación, con un consumo de capital que sería de entre 1,8 y 3 puntos porcentuales de su ratio de CET1 a nivel agregado sobre el escenario base que se maneja para finales de 2023.

Según revela en su Informe de Estabilidad Financiera de Primavera 2022, el Banco de España ha realizado un ejercicio de resistencia aplicando el marco metodológico FLESB (Forward-Looking Exercise on Spanish Banks, por sus siglas en inglés) para analizar los riesgos que se podrían derivar para el sector bancario como resultado del conflicto bélico desatado en Ucrania.

El escenario hipotético que el Banco de España ha utilizado para el ejercicio contempla un elevado grado de materialización de los riesgos macro-financieros latentes para el horizonte 2022-2023, que se traducirían en variaciones negativas de la rentabilidad y solvencia bancaria.

En concreto, utiliza un escenario adverso de aumento de primas de riesgo y mayores aumentos de los precios de las materias primas energéticas y cuellos de botella, que elevan la inflación y hacen que reaccione la política monetaria. También usa un escenario severo, en el que suma al escenario adverso la pérdida de confianza de los agentes, que supone una reacción menos agresiva de la política monetaria.

Según ha cuantificado el Banco de España, la materialización del escenario adverso implicaría una reducción de 1,8 puntos porcentuales sobre la ratio de CET1 agregada esperable al final de 2023, alcanzándose un efecto todavía más negativo de hasta 3 puntos porcentuales en el escenario severo, debido al deterioro de la calidad de crédito en escenarios en los que se produce un aumento de los tipos de interés y un freno de la actividad económica al mismo tiempo.

Durante la presentación del informe, el director general de Estabilidad Financiera, Regulación y Resolución, Ángel Estrada, ha recalcado que estos escenarios son una implementación extrema de los shocks que se están produciendo y tienen una probabilidad de cumplimiento "muy baja".

LOS BANCOS DIVERSIFICADOS, LOS DE MENOR CONSUMO DE CAPITAL

Estrada ha reconocido que las pruebas de resistencia muestran heterogeneidad entre los distintos bancos, siendo aquellos con diversificación internacional las que presentarían menores consumos de capital.

En cualquier caso, ha puesto en valor que el consumo de capital estimado para estos escenarios indica una capacidad de resistencia agregada "adecuada" para el conjunto del sector bancario español, que sería suficiente para absorber el impacto de la crisis, y ha asegurado que las entidades que registrarían un mayor descenso de capital también cuentan con unos niveles de capital de partida que no requerirían "ninguna actuación supervisora".

De todas formas, el Banco de España avisa de que el conflicto bélico introduce incertidumbre sobre el impacto y el origen de los factores de riesgo macro-financieros relevantes para evaluar la solvencia de las entidades bancarias, de manera que ve necesario reevaluar los supuestos de análisis conforme se desarrolle la crisis.

En cuanto a la posibilidad de que la inflación lleve a los bancos a acometer nuevas reestructuraciones para hacer frente al aumento de costes, el director general de Estabilidad Financiera ha recalcado que las entidades deben realizar ganancias de eficiencia "en cualquier caso, independientemente de la inflación", pues es el elemento fundamental con el que compiten y su vía más directa para elevar la rentabilidad.

CIFRA EN 94.000 MILLONES LOS CRÉDITOS EN VIGILANCIA ESPECIAL

Por otro lado, el Informe de Estabilidad Financiera pone de manifiesto que persisten riesgos de crédito latentes, asociados a la mayor proporción de préstamos en vigilancia especial, que se concentran en los sectores de actividad más afectados por la pandemia de Covid-19.

Al cierre de 2021, en España había 94.000 millones de euros de crédito en vigilancia especial ('stage 2'), lo que supone un incremento interanual del 14%, de los que 61.000 millones corresponden a empresas (+25,7%) y 31.400 millones, a hogares (-1,7%). Estos créditos representan el 8% de la cartera total de préstamos, 2,2 puntos más que antes de la pandemia.

Los créditos dudosos ascendieron a 49.000 millones (-5,5%), con 27.000 millones de empresas (-5,1%) y 22.000 millones de hogares (-6,1%).

Los sectores más afectados por la crisis del Covid-19 siguen mostrando las mayores señales de deterioro, con un peso del 5,9% de los activos dudosos (+0,9 puntos desde el inicio de la crisis) y un 23,9% sumando el conjunto de créditos dudosos y en vigilancia especial (frente al 17,7% de los sectores moderadamente afectados y el 15,5% de los menos afectados).

En cuanto a los préstamos garantizados por el ICO, el Banco de España ha constatado un deterioro adicional en el segundo semestre de 2021, con un 20,2% del volumen clasificado en vigilancia especial en diciembre de 2021 (+3,9 puntos desde junio) y un 3,5% categorizado como préstamos dudosos (+1,4 puntos en el semestre).

En cualquier caso, el Banco de España apunta que los sectores particularmente afectados por la crisis del coronavirus y que también pueden verse fuertemente afectados por el repunte de los precios de la energía y los alimentos presentan unas proporciones de préstamos en vigilancia especial y préstamos dudosos superiores a las del conjunto de operaciones ICO. Por ejemplo, hostelería y transporte cuentan con un 35,5% y un 22,7%, respectivamente, de créditos en vigilancia especial, y con un 6,5% y un 4,5%, respectivamente, de préstamos dudosos.

En este escenario, el Banco de España avisa en su informe de que las empresas que han optado a préstamos ICO y que presentan alguna señal de vulnerabilidad "podrían ver también más deteriorada su calidad crediticia por los impactos del conflicto bélico en Ucrania y el repunte de la inflación, especialmente en los sectores más afectados por la nueva crisis".

El fin de la carencia en la amortización del principal que disfruta una parte importante de los mismos podría aumentar el riesgo de deterioro crediticio en los préstamos ICO. Según el informe, alrededor de un 35% de los préstamos ICO (en volumen de exposición) disfruta todavía de un periodo de carencia para las devoluciones de principal, cuya finalización se producirá, mayoritariamente, en el segundo trimestre de 2022.

"La recomendación que se está haciendo a los bancos que extremen la prudencia y que, desde luego, no liberen las provisiones extraordinarias que dotaron en 2020. En este contexto, lo mejor es la prudencia", ha resaltado Estrada.