Desde un punto de vista macroeconómico, los países emergentes se han visto fortalecidos por el descenso en los ratios de deuda externa, el aumento de sus reservas de divisas y políticas fiscales y monetarias más responsables. Esto unido a la puesta en marcha de férreos controles de la inflación y la adopción de tipos de cambio flotantes han animado a muchos de ellos a emitir deuda en su propia moneda en lugar de en dólares. 

En cuanto a la previsión de mercado; la mayoría de divisas de mercados emergentes presentan buenos niveles de valoración relativos y su potencial de apreciación ha comenzado a materializarse. Por otro lado se espera que la mejora de la demanda externa beneficie a las balanzas de estos países; Standish prevé que estas se estabilicen este año y vuelvan a registrar cifras positivas de crecimiento el próximo. 

Esta clase de activos ofrece una exposición “limpia” a los mercados emergentes sin contaminación de riesgos corporativos. Otra de las ventajas que presenta la deuda emergente local frente a la renta variable en estos mercados es que se beneficia más directamente de las ganancias macroeconómicas y de la mejora de la calidad crediticia soberana.

El BNY Mellon Emerging Markets Debt Local Currency Fund, está avalado por una gestión fundamental especializada concentrada en identificar países cuya mejora es estructural y no cíclica. Esto, unido a la dilatada experiencia del equipo gestor –dirigido por Alex Kohzemiakin– y un proceso de inversión eficaz, le ha hecho merecedor de una calificación A de Standard & Poor’s y 5 estrellas Morningstar.