Nosotros en concreto hemos revisado este mes a la baja nuestra previsión de crecimiento para 2015 en una décima hasta un 3.3 %. Es el segundo mes consecutivo que lo hacemos. Y mantenemos sin cambios la previsión de crecimiento para este año, en niveles del 2.8 %. Pero es medio punto por debajo de nuestra previsión al arrancar el año. El futuro será mejor. Aunque no tanto a lo esperado en principio y con enormes dudas.

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¡Qué diferente esta declaración de la introducción un año atrás! ¿lo recuerdan? El optimismo nos dominaba. Todos sin excepción afirmábamos que el futuro sería muy positivo, recogiendo los frutos de la combinación apropiada de políticas de ajuste (y reformas) y medidas monetaria extremas de los últimos años. Luego, poco a poco, hemos visto que las políticas de ajuste han sido tan desiguales por países como el propio crecimiento. Los ajustes fiscales no han dado los resultados deseados, con la deuda alcanzando nuevos máximos. Y también hemos descubierto que la política monetaria extrema siempre puede serlo un poco más. Sólo es cuestión de pensarlo poco con unos bancos centrales entregados.
Pero, al pensarlo, surgen las primeras discrepancias precisamente en política monetaria. Todo apunta a que en 2015 se romperá el consenso alcanzado por los principales bancos centrales desde el inicio de la Crisis. En el caso del ECB y el BOJ con nuevas medidas expansivas; en el caso del BOE y Fed iniciando la retirada de las tomadas. ¿Neto? Más liquidez en los mercados, pero también tipos de interés más elevados. Y especialmente mayor volatilidad. El comportamiento en septiembre del VIX podría llegar a ser un buen anticipo de lo que tenemos por delante, con niveles de volatilidad más apropiados en niveles del 17/20 % frente al 12 % promedio en lo que llevamos de año. ¿Altos? Recuerden que en los primeros años de la Crisis la volatilidad VIX llegó a alcanzar el 45 % (no me refiero al 2009 sino más bien a 2011/2012).
Las divergencias en política monetaria pueden, sin duda, ser uno de los principales focos de discusión en los próximos meses. Pero no serán los únicos. Así, seguiremos hablando de la economía china como mejor exponente (y de hecho, uno de los principales motores de crecimiento) de las economías emergentes. ¿Qué problemas presenta? Exceso y rápido crecimiento de la deuda; exceso de precios en algunos activos, como residenciales; sobreinversión; cambio de modelo de crecimiento. No son problemas que no pueda asumir tanto en términos de económicos como financieros. Pero sí va a plantear dudas que pueden golpear a los mercados. De nuevo, la volatilidad puede volver a asumir su papel olvidado de indicador de riesgo.

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Y la desaceleración (que no debilidad: seguimos apostando por un crecimiento de las economías en desarrollo entre 2014/2015 de 4.5 %, de menos a más en los dos ejercicios) tendrá otra consecuencia en los mercados: el riesgo de prolongar la caída de los precios de las materias primas y de profundizar la atonía en la evolución del comercio mundial. Esta misma semana la OMC revisaba a la baja su previsión de crecimiento del comercio entre 2014/2015 a niveles del 3.5 %. Muy por debajo de promedio anterior a la Crisis superior al 5.5 %. Pero eran otros tiempos bien diferentes a los actuales.
Por último, ¿cómo introducir en este escenario a los riesgos geopolíticos? ¿sociales? ¿la posible inestabilidad política en muchos países desarrollados? Es muy difícil. Simplemente, los iremos valorando sobre la marcha. No hay otra alternativa.



Resumimos las principales previsiones macro y de mercados…

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