El consumo prolongado de alcohol es la causa más común de cirrosis en el mundo occidental. En España, la cirrosis hepática afecta a miles de personas y, en la gran mayoría de estos casos, se produce por un alcoholismo prolongado.

El consumo del alcohol es causante de más problemas que todas las drogas ilegales juntas. En nuestro país, el alcohol es la sustancia más consumida entre la población de 15 a 64 años, con una prevalencia de consumo en el último año del 78,7%, siendo el periodo estival la época deL año con mayor uso -y abuso- de alcohol.

También en España, de las personas que se sometieron a trasplante de hígado en 2009, el 29,9% lo hicieron por culpa del alcohol puesto que padecían cirrosis alcohólica, siendo esta la mayor causa de este tipo de intervenciones, según la Organización Nacional de Trasplantes.

C.B., un caso real

En las adicciones al alcohol más graves y prolongadas, los daños hepáticos como la cirrosis, la encefalopatía, y la posibilidad de necesitar otro hígado para seguir viviendo, no consiguen que estas personas dejen de beber.

Este es el caso de C.B. Comenzó a consumir diariamente alcohol a los 30 años, hoy tiene 63. Dos cervezas, tres vinos y algunas copas de whisky al día, hacían que C. «pudiese funcionar» tal y como afirma.

Hace aproximadamente un año, le diagnosticaron cirrosis hepática producida por el consumo excesivo de alcohol, advirtiéndole de que si seguía bebiendo, en un breve periodo de tiempo le tendrían que incluir en lista de espera para trasplantarle el hígado. A pesar de la gravedad, C.B. seguía bebiendo.

A finales de enero de 2011 volvió a intentar dejar de beber con la ayuda de un tratamiento de alcoholismo, aunque ya había probado anteriormente en varios centros sin ningún éxito. Pero esta vez lo consiguió.

Actualmente, C.B. lleva siete meses sin probar el alcohol, pero quizás lo más sorprendente es que su hígado ha mejorado de tal forma que los médicos se plantean no incluirle en lista de espera para trasplante de hígado. Simplemente, con un tratamiento farmacológico podrá llevar una vida normal.

Luz al final del túnel

El hígado dañado de C.B. afectaba directamente a su cerebro. No podía pensar con claridad, sufría ansiedad, desorientación y cambios bruscos en el estado de ánimo, entre otros de los síntomas que suponen el deterioro de las funciones neurológicas al sufrir una encefalopatía hepática.

Ahora, su cerebro está recuperado. La neuroadaptación realizada durante la intervención hospitalaria del tratamiento de alcoholismo que inició el pasado mes de febrero, ha sido decisiva para su recuperación.

De esta forma, tal y como señalan psicólogos clínicos especialistas en adicciones, el trabajo psicológico del paciente es fundamental, aunque como afirman, el trabajo previo, tanto clínico como farmacológico, es primordial para que la persona adicta a las drogas pueda hacer una rehabilitación con éxito.

 

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