El mundo se une una vez más en la conmemoración del Día Mundial de Prevención del Cáncer de Cuello Uterino, una jornada que se conmemora este martes y que está destinada a concienciar sobre la importancia de la prevención y detección temprana de esta enfermedad que afecta a miles de mujeres en todo el mundo.
En este día, se destacan las acciones clave para prevenir el cáncer de cuello uterino, incluyendo la vacunación contra el Virus del Papiloma Humano (VPH), exámenes de detección periódicos y la promoción de estilos de vida saludables. La educación y el acceso equitativo a servicios de salud son fundamentales para reducir la carga de esta enfermedad.
Tal y como explica la doctora Sara Cristina González, del servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario La Luz, en etapas tempranas de la enfermedad, cuando aún se puede curar, lo habitual es que no produzca ningún tipo de síntomas, y de producirlo, habitualmente consiste en sangrados vaginales irregulares, frecuentemente tras las relaciones sexuales, así como dolor en la región pélvica durante y posteriormente a las mismas.
Así, asegura la doctora, se comporta el cáncer de cuello uterino, una de las principales causas de muerte en mujeres en países en vías de desarrollo, debido a falta de acceso a la detección precoz y a una peor educación sexual y hábitos sexuales en la población.
En este sentido, el destacado ginecólogo del Hospital Universitario La Luz, doctor José María Fernández Moya, afirma que es fácilmente identificable en las revisiones ginecológicas, de ahí su importancia. “La vacunación profiláctica contra el VPH y el cribado y tratamiento de las lesiones precancerosas resultan muy eficaces para prevenir el cáncer de cuello uterino”, señala Fernández Moya.
“En los países desarrollados es una neoplasia ginecológica que tiene también elevada incidencia, pero las técnicas de diagnóstico precoz redundan en una menor mortalidad. Como dato, más del 85% de las muertes por cáncer de cérvix se producen en países en vías de desarrollo. En España es la causa de aproximadamente 600-700 fallecimientos anuales”, afirma la Dra. Sara González.
Afortunadamente desde hace ya varios años se tiene identificado al responsable de casi cerca de la totalidad de los casos: el virus del papiloma humano (VPH), “para el cual ya disponemos de una vacuna efectiva que también desde hace más de una década ya se encuentra incluida en el calendario vacunal para niñas y, recientemente, se ha ampliado a los niños, cubriendo así el espectro completo de población pediátrica, ya que aunque las mujeres padecen la enfermedad y pueden desarrollar la peor de sus consecuencias, los hombres también lo transmiten y contribuyen a la aparición de nuevos casos”, aclara la oncóloga.
El virus del papiloma humano, tal y como indica la Dra. Raquel Fernández, responsable de la Unidad de cirugía oncológica ginecológica del mismo centro hospitalario, cuenta con 200 variantes distintas, de las cuales aproximadamente son 15 las consideradas como de alto riesgo ya que tienen potencial oncogénico, es decir, de producir cáncer, y no solo de cuello uterino, también se relaciona con tumores orales o faríngeos, de vulva, de vagina, de pene y de región anal.
“De estos 15 genotipos, son el 16 y el 18 los causantes de hasta el 70% de los diagnósticos. Se transmite exclusivamente por vía sexual y el inicio de las relaciones sexuales a edad temprana o las múltiples parejas sexuales aumenta el riesgo propio de padecerlo y también de transmitírselo a la pareja (quien no necesariamente debe tener una larga historia de parejas sexuales para poder contraerlo). Por eso entre los métodos de prevención encontramos, además de la vacuna, que es fundamental, los anticonceptivos de barrera como el preservativo”, asevera la Dra. Sara Cristina González.
Según la especialista del Hospital Universitario La Luz, antes de producir células malignas en el cuello uterino, el virus induce una alteración celular llamada displasia (que puede ser de bajo, moderado o alto grado) y es lo que se busca con la citología cervical, que es el método de detección precoz más extendido y que se debe repetir cada 1 o 3 años en mujeres de 25 a 65 años para alcanzar niveles aceptables de efectividad, y en función de los resultados y de las posibles variaciones en la vida sexual de la mujer.
“La citología cervicovaginal y la prueba de detección del virus del papiloma humano (VPH) son los métodos de cribado más extendidos actualmente en el mundo y es una prueba que todas las mujeres deben incluir en sus calendarios de salud, puesto que detecta el problema en una etapa en la que existe solución”, sostiene la doctora. “Se suele realizar en los centros de salud, en la consulta de matrona o bien en la consulta de ginecología con el médico especialista”, indica el doctor Fernández Moya.
Ambos especialistas coinciden en afirmar que unos malos hábitos saludables como el tabaco, el sedentarismo o el sobrepeso pueden influir en el sistema inmune y disminuir las posibilidades de eliminar el virus espontáneamente.