En opinión de estos analistas, las razones que sustentan esta visión negativa con respecto al dólar son varias. Por un lado, el profundo deterioro de la posición de Estados Unidos como poseedor de activos a nivel mundial. Esto, dicen “requiere un menor tipo de cambio en el largo plazo”. Con sidera que se producirá una convergencia cíclica con otras zonas del mundo como Europa, Japón y los países emergentes, en contraposición con la divergencia que se ha producido en los últimos años en términos de crecimiento económico.
Por otro lado, en el banco han calculado que los rallies del dólar de 5-6 años como el actual suelen ser reemplazados por mercados bajistas de la divisa americana con una duranción media de 10 años.
Además, consdieran que el Euro seguirá subiendo frente a la moneda americana como consecuencia de una política monetaria menos acomodaticia. Es más, consideran que en los próximos dos años deberíamos esperar más sorpresas en las decisiones del BCE que de la FED y eso, indican, tendrá consecuencias para el euro. Esperan que el par EURUSD se sitúa alrededor de 1,24 en 6-12 meses.
“Al mismo tiempo –señalan-, las buenas noticias para el dólar parecen cada vez más en el precio de la moneda”. En su opinión, los efectos de la reforma fiscal puesta en marcha por la administración Trump son conocidos y están ya reflejados en la cotización. “Además, el discurso de la Reserva Federal (FED), fue muy dovish en diciembre al elevar las previsiones de 2018, pero no reflejar cambios en el gráfico de puntos”, es decir, en las estimaciones de los tipos de interés.