El efecto dominó se siente en todas las entidades de la bolsa española. No ha distinción: ni cajas ni bancos se libran de la caída. La intervención de Caja Castilla La Mancha el pasado fin de semana ha encendido la mecha de una carga que permanecía latente entre los inversores. A pesar de que el gobierno ha asegurado que no habrá problemas para garantizar los depósitos de los clientes y de que es una medida “necesaria” para mantener la solvencia de la compañía, los inversores no se fían. Y no sólo ellos. Esta mañana Link Securities advertía de que la intervención de la caja castellano manchega “va a meter mucha presión sobre el sector bancario español cotizado, lo que será una carga adicional para nuestra bolsa”. Porque si algo hay que recordar es que, hasta el pasado viernes, la bolsa española conseguía enfrentar el mes de marzo con una revalorización superior al 9%.

 

Primero fue la ruptura en las negociaciones que mantenía con Unicaja. Después la intervención y hoy el reencuentro con los inversores. Si algo ‘agradecía’ ayer el ministro de economía, Pedro Solbes era que todo hubiera sucedido en fin de semana ya que “siempre es mejor tomar decisiones del sistema financiero cuando los mercados están cerrados”. Pero el castigo ha llegado igualmente. CAM, supera el 1% de caída en la sesión. Santander pierde un 5,6%, Banco Popular retrocede más del 5%, BBVA desciende algo más del 5,2% mientras que Banco Sabadell cede un 3,57%. Y ello a pesar de que “los bancos están más saneados. Los grandes lo están y los medianos están mejor que las cajas”, apunta Antonio Aspas, director Aspas Inversiones.

 
Víctimas del sector inmobiliario
 

Y es que lo que más penaliza estas cajas de ahorros es precisamente su exposición al sector inmobiliario. En muchos casos se crea un triángulo que combina expansión- ladrillo y grupo industrial que conforman un mismo objetivo. La fórmula es simple: la caja es accionista de una promotora que recibe financiación para construir edificios donde se instala una oficina que financia a los clientes que quieren comprar pisos. Un arma de doble filo según la situación en la que se encuentre el ciclo inmobiliario y económico. CCM había prestado 100 millones de euros a Martinsa, fue uno de los mayores financiadores de la quebrada Tremón y tiene una participación del 10,8% en Global Cartera de Valores, promotora que ha solicitado concurso de acreedores y que está presente en Colonial.

 

Pese a ello, el gobierno destaca que “no hay agujero en la caja y tiene un patrimonio neto positivo”. La compañía tiene depósitos por valor de 16.953 millones de euros y créditos concedidos por valor de 19.643 millones. La caja “es solvente” admite el propio Solbes “y la intervención es para que siga siéndolo”. Sara Pérez Frutos, directora de Dracon Partners ya lo advertía hace unas semanas en Estrategias de Inversión: “aunque tenemos un sistema relativamente sólido, no hay que obviar que tenemos problemas”. Dejando de lado los dos grandes bancos “donde cerca de la mitad de sus beneficios proceden de Latinoamérica”, esta experta mira “hacia aquellos bancos que han dado hipotecas a unas tasas de crecimiento anual del 20%, y eso se ha terminado”. Y admite que banca mediana y cajas “se han encontrado con sus propios activos tóxicos”.

 

Ahora se acude al rescate de CCM ¿y después? El propio Solbes ha dejado abiertas todas las puertas. Sanearla es el punto de partida y de ahí la venta, la fusión o la nacionalización presentan las mismas oportunidades. Pero no todo acaba ahí. Xavier Sala i Martin, catedrático de Economía en la Columbia University cifraba en un 10% del PIB español “el gran agujero que se tendrán que comer los bancos y cajas de ahorros por la avalancha inmobiliaria que va a llegar de los impagos de hipotecas”. Esto ha dado lugar a que proyectos de fusión estén sobre la mesa dentro de un proceso de concentración absoluto. Caja España, Caja Navarra o Caja Badajoz ya han dado un paso delante en la búsqueda de alianzas estratégicas para poder afrontar la difícil situación económica.

 

El presidente de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA), Juan Ramón Quintás ha exigido recientemente- además de un fortalecimiento de capital- que Administración y banca se pongan de acuerdo para ayudar a los clientes hipotecados más desfavorecidos por el deterioro económico, con el objetivo de evitar la creciente morosidad. Ésta cerró el pasado enero en el 3,87% para el conjunto de entidades y se agravó hasta el 4,45% en las cajas.  En ese mismo mes las cajas vieron como ‘volaron’ más de 6.844 millones de euros en depósitos, según los balances publicados por la CECA. Del total de 45 cajas, 28 se vieron afectadas por la retirada de dinero de los clientes. Y la entidad más perjudicada fue La Caixa, que perdió más de 6.500 millones de euros (parte de la misma que podría encontrar su explicación en la emisión de más de 2.500 millones de euros). Le siguen Bancaja o BBK. ParaBoni Aguado, responsable de ventas en madrid de Banco Etcheverría "la morosidad empieza a acabar con los colchones de previsiones que tenía el sector bancario y aunque ha ido aguantando bien, el aumento de la mora penaliza. Amén de la intervención, el mercado empieza a descontar que sea mucho más alta de lo que se pensó en un principio".  La ruleta sigue girando. Antonio Aspas asegura que “aún hay alguna caja tocada por lo que sería posible ver una nueva intervención”. ¿Hacia dónde apuntará la siguiente flecha?