Los costes de esta operación alcanzarían, según cálculos de Putin, unos 730 millones de dólares (555 millones de euros) para el primer trimestre de 2009. El primer ministro ruso insistió en que Ucrania es el único responsable de la situación, que provoca "enormes pérdidas" en el consorcio ruso Gazprom, y acusó a ese país de "robar" el carburante destinado a los Balcanes y Europa occidental. "Ucrania tiene que separar ambas cuestiones: los suministros a su país y los destinados al mercado europeo", enfatizó Putin.

Merkel instó a ambos países a buscar una "vía de tránsito" para restituir el suministro de gas a Europa, hizo hincapié en los perjuicios graves que los cortes están provocando a los países destinatario y también en las repercusiones de la situación en imagen para esos socios comerciales de Moscú y Kiev. "Urge dar con una solución, encontrar una vía libre que permita la llegada del gas", indicó la canciller, para quien seguir en la situación actual implicará, además, "una enorme pérdida de confianza", especialmente hacia el consorcio Gazprom.

La canciller hizo hincapié en el interés de su gobierno en la construcción del nuevo gasoducto, que transportará el gas directamente por el Báltico hasta Alemania, pero advirtió que "no podemos esperar hasta que esté listo y en funcionamiento" para resolver la cuestión.