En teoría, el BCE podría volver a utilizar instrumentos no convencionales (LTRO y la compra de bonos del gobierno), pero dada la evolución de la crisis europea esto conlleva el riesgo creciente de provocar el pánico en el mercado en lugar de tranquilizarlo, de modo que el BCE no parece dispuesto a hacer este movimiento, al menos por el momento. Por los últimos discursos podemos deducir que el BCE considera, y no sin razón, que la responsabilidad está ahora a los gobiernos, a quienes corresponde demostrar que son capaces de seguir una estrategia de consolidación fiscal (el "pacto fiscal"), al mismo tiempo que conducen las reformas estructurales destinadas a aumentar el potencial de crecimiento (un "pacto de crecimiento").


Ese es el,escenario central que barajamos y que esperamos que sea reiterado por Mario Draghi tras la reunión que el Consejo de Gobierno del BCE celebra el jueves en Barcelona y en la que la situación de España será un tema central, ahora que estamos instalados en el sillón del riesgo sistémico de la Eurozona, gracias a un sector bancario que sobrevive con a la respiración asistida del BCE (la banca española ha absorbido el 36% de los 529.000 millones de la última operación de liquidez a 3 años).


En resumen, el BCE se muestra propicio a proporcionar liquidez pero no puede, o no quieren, involucrarse más de la cuenta en temas de solvencia.