En Wall Street
la vuelta de vacaciones en Estados Unidos y el comienzo de la temporada de publicación de resultados deberían permitir una recuperación del los volúmenes de negociación, con interés en la publicación de las actas de la Fed, que serán examinadas en busca de cualquier indicio sobre la posibilidad de mayores estímulos en forma de QE, algo que sería positivo para la renta variable y negativo para el dólar.
En los encuentros del Eurogrupo y Ecofin se abordarán la supervisión bancaria europea, el uso de los fondos europeos de rescate de la Unión, la ayuda a España y Chipre, y el modo de atender la nueva situación en Grecia, sin duda un bautismo de fuego para el nuevo ministro de Finanzas griego. Nuevamente estamos siendo testigos de un fenómeno al que ya estamos acostumbrados: tras las cumbres europeas nos encontramos con retrasos cuando llega el momento de la concreción y aplicación de las conclusiones y acuerdos políticos, que cada país interpreta a su conveniencia en clave doméstica, lo cual contribuye a alimentar la incertidumbre y decepción del mercado.
Al menos y aunque sea después de tres años de crisis, los líderes europeos han reconocido finalmente la necesidad de romper el círculo vicioso entre el riesgo bancario y soberano, al haber acordado un uso más flexible del ESM, dándole la capacidad para recapitalizar los bancos de manera directa, una decisión que se ha interpretado de manera diferente en Finlandia, Países Bajos y Alemania que en el sur de Europa, al igual que sucede con la posibilidad de intervenir en los mercados de deuda, para la que el BCE sigue decidido a evitar cualquier intervención directa y en todo caso y de estimarse necesario actuaría simplemente como un agente del EFSF-ESM. Un debate en cualquier caso estéril en las condiciones actuales ya que sin un incremento de la capacidad de estos dos instrumentos cualquier tipo de intervención resultaría fallida.
Hasta que lo acordado en la cumbre sea una realidad habrá que sufrir con fórmulas de transición que no satisfacen a nadie y que seguirán aportando volatilidad y desconfianza al mercado.
Los datos macro que centrarán la atención serán los relativos a la balanza comercial estadounidense el miércoles, como orientación sobre el ritmo de desaceleración de la economía norteamericana, y el trimestral de crecimiento del PIB en China, que aunque poco fiable para conocer el ritmo real de crecimiento de su economía, al menos nos permite intuir la dirección que tomará la política económica del Gobierno. Desde el anterior dato del 8,1%, tanto los índices PMI del sector manufacturero como otros datos macroeconómicos vienen confirmando que la economía china se está desacelerando hasta el punto de que esta semana se espera un dato por debajo del 8% interanual, lo que sería la tasa de crecimiento del PIB más baja desde la crisis de Lehman Brothers y además situaría el ritmo actual de crecimiento por debajo del objetivo del Gobierno, lo que requeriría una intervención para reactivar el crecimiento. La política monetaria ya se ha suavizado y previsiblemente se volverá a actuar en la misma dirección próximamente. También aportará volatilidad el dato de confianza del consumidor en Estados Unidos: los últimos días se han venido publicando una serie de datos que confirman que la economía estadounidense se ha debilitado, por lo que toma especial interés conocer si la confianza del consumidor también se ha resentido o si el descenso de la inflación ha sido suficiente para frenar su caída y evitar un mal dato.
En cuanto a la temporada de resultados empresariales que comienza el lunes con Alcoa, para el gigante del aluminio el BPA esperado por el consenso se sitúa en un escaso 0,05 USD/acción (frente a un resultado el año anterior de 0,32 USD/acción) y unos ingresos de 5.810 millones. Sería un beneficio escaso apoyado solamente por la fuerte demanda de los sectores aeroespacial y de automoción, con debilidad en los demás sectores y el precio del aluminio cerca de sus mínimos de dos años, acumulando una caída del 20% desde marzo. También presentan sus cuentas esta semana el primer banco de Estados Unidos, JP Morgan, en las que veremos el tamaño que finalmente han tenido las pérdidas por derivados dadas a conocer hace ya dos meses y su impacto sobre los resultados, así como Wells Fargo, entidad para la que las perspectivas son especialmente positivas. También Google presenta resultados esta semana.