Según Fernández-Ordóñez, después de los resultados de los test de stress la solvencia de la banca española no debería presentar ninguna duda por lo que las entidades españolas deberían mantener la cautela a la hora de pedir financiación al BCE.
El objetivo de estas recomendaciones no es más que tratar de normalizar la situación interbancaria y devolver la confianza al consumidor

