Las ventas del fabricante en Japón, EEUU y Rusia, sus principales mercados, se han visto especialmente afectadas por la crisis económica global y el encarecimiento del yen frente al resto de divisas internacionales.

Mitsubishi prevé además que deberá hacer frente a remodelaciones en sus fábricas nacionales e internacionales y a gastos de reestructuración.

Debido a la crisis, el fabricante ya se ha obligado a prescindir de 300 de sus 1.600 empleados en su fábrica de Illinois (EEUU) a través de programas de jubilaciones anticipadas voluntarias.

Mitsubishi Motors proyecta además recortar la capacidad productiva de su fábrica rusa, que será capaz de fabricar 160.000 vehículos anuales cuando alcance su pleno rendimiento en 2011.